Juan Alberto Castañeda - Presupuesto y educación pública

Los dirigentes de los poderes facticos en Guatemala nunca le han dado la importancia que requiere a la educación, aun cuando tienen conocimiento que la educación es la base del desarrollo.

Secularmente la educación ha sido relegada en el entendido que es más fácil de dirigir a un pueblo ignorante que a uno educado, quizás porque como lo planteo Paulo Freire en su libro “La Pedagogía del Oprimido <la educación libera al pueblo de la ignorancia y este liberado lucharía por la defensa de sus derechos>”, por ello cada gobierno al momento de ejercer la conducción del aparato estatal, no muestra interés en tener un sistema educativo que propenda a la calidad escolar. A ese respecto Lord Brougham señalo: “La educación  es algo que hace a las personas, fáciles de dirigir, pero difíciles de manejar; fáciles de gobernar, pero imposibles de esclavizar”

Lo que si le interesa a los factores de poder y a los gobiernos, es tener un magisterio integralmente mal formado, con organizaciones que simpaticen con la corrupción y la impunidad, para mantener el estatus quo en el país. Si no hay una educación en términos políticos y pedagógicos liberadora, no hay cambio.

Francisco Gutiérrez en su libro “Educación como praxis política” señala que “el sistema escolar, de cualquier sociedad, es reflejo fiel de la política e ideología de los grupos gobernantes o de los partidos políticos en el poder”. Así entendemos de una mejor forma lo que ha sucedido en el país con la educación como sistema desde la conquista española. Añade además, un pensamiento de Karl Marx que indica: “la clase que en la sociedad detenta el poder, detenta también el control cultural y del aparato educativo”.

Entendemos en la línea del tiempo que los políticos han sido instrumento para la ejecución de la política dictada por los que detentan el poder.

Es grave la situación de la educación en el país. La cobertura ha descendido veinte puntos porcentuales en los últimos diez años, la calidad se encuentra en un estado de coma inducido, los maestros reproducen ese estado de crisis en donde está ausente el pensamiento crítico, el análisis, la propuesta y la acción política. Como lo expusiera Paulo Freire se encuentran en un estado de conciencia mágica.

En las evaluaciones realizadas por el Ministerio de Educación los estudiantes graduandos, aprueban 7 de 100 matemáticas y 28 de 100 en lenguaje. Con los docentes ocurre lo mismo para las pruebas de oposición, aprueban matemática 6 de 100 y 32 de 100 en lenguaje, existiendo una correlación estadística en los dos procesos. Ese es el ejemplo más dramático de la situación de la educación, acompañado de la desastrosa infraestructura escolar, la falta de refacción, útiles, tecnología, material didáctico y de escuelas.

El Estado de Guatemala asigna anualmente Q6.48 por niña, niño y adolescente según datos de ICEFI siendo una inversión que se encuentra por debajo del promedio latinoamericano. En este año se destinó el 2.9% del PIB a la educación, siendo la asignación presupuestaria más baja de América Central. En educación superior se desconoce la formula con la que se asigna el porcentaje Constitucional a la Tricentenaria Universidad de San Carlos.

Para los que gobiernan, la educación constituye un gasto no una inversión.

El hecho de recortar 259 millones de quetzales al presupuesto de la Tricentenaria Universidad de San Carlos es la guinda en el pastel. Es continuar con la conspiración intencional y sistemática en contra del pueblo de Guatemala, al atentar contra la educación superior, ya que la Universidad devuelve en servicios a la sociedad, el triple de lo que recibe en la asignación presupuestaria.

Los grupos facticos de poder no desean que haya una Universidad Nacional que forme profesionales comprometidos con el desarrollo, la justicia, la democracia y la solidaridad.

Estos grupos oscurantistas desean que la educación siga siendo un privilegio en el país y que al igual que en la colonia solo los hijos de las elites gobernantes accedan a una educación de calidad y con pertinencia cultural, científica- tecnológica.

Es el momento para defender el derecho a la educación pública con calidad, con un presupuesto justo a las necesidades educativas de nuestra población. La Ley de Educación Nacional preceptúa en su artículo 102 que “El Estado deberá incrementar la asignación presupuestaria a la educación hasta alcanzar el 7% del Producto Interno Bruto en relación al mejoramiento del nivel educacional del país”, así también la Constitución Política en su artículo 84 señala que “Corresponde a la Universidad de San Carlos de Guatemala una asignación privativa no menor del 5% del Presupuesto General de Ingresos Ordinarios del Estado, debiéndose procurar un incremento presupuestal adecuado al aumento de su población estudiantil o al mejoramiento del nivel académico”. 

Un pueblo sin educación es un pueblo sin paz!!!!

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