Juan Callejas - Publicidad y educación (3)

He venido elaborando en este espacio un grupo de ideas con las que busco tejer de forma sistémica las bases de pensamiento que orienten al lector hacia horizontes de mayor profundidad anchura y largura en la educación como “paradigma del Siglo XXI”; consiente de la relevancia que tiene este factor, tanto para el éxito de un individuo como de su familia y de la sociedad organizada en general. Éxito que por supuesto, se entiende como bastante mas, mucho mas que los logros materiales. Me despedí en el ultimo articulo sobre este tema con el siguiente párrafo:


“Progresivamente y casi sin darnos cuenta, la publicidad comercial no solamente ha invadido intrusivamente todos los espacios vitales de nuestra vida, provocando un nivel de contaminación ambiental que sofoca, ahoga y desdibuja la belleza de nuestras ciudades y de nuestros hogares, sino que además, engaña a los ciudadanos vendiéndoles como naturales, productos que no lo son; vendiendo sueños y fantasías envasadas en un agua gaseosa o metidas en un cigarrillo de tal forma que por repetición vencen la pobre y escasa voluntad y carácter que nuestra pobre educación permite tener al promedio del ciudadano.”


Sin duda, resulta paradójico afirma lo anterior para alguien que como un servidor, funciono alrededor de 25 años en el mundo de la publicidad comercial, participando activamente no solo en Guatemala sino en muchos lugares del mundo en proceso de ideación y desarrollo de estrategias de publicidad para muchas marcas comerciales de gran renombre y prestigio. Igualmente, para alguien que como un servidor, ha estado muy próximo a la practica y desarrollo del periodismo en general, como consultor de medios de prensa importantes, así como activo participe del periodismo de opinión y por tanto, sabedor por vivencia propia, del enorme valor de la libertad de prensa asociada a la libertad de expresión.


He de confesar que sigo dándole valor fundamental para el sano propósito del desarrollo de una sociedad de hombres libres, a la necesaria preservación de las libertades fundamentales que apunte arriba y es en ese respeto y esa convicción que creo hemos de buscar con responsabilidad salvaguardar estas libertades, reconociendo la necesidad de asumir con valor y coraje, el cumplimiento de la contrapartida de responsabilidad que el vivir estas libertades trae consigo. Cuando se levante la punta de una vara, necesariamente se levanta la otra punta y esta es una verdad ineludible, tal cual lo es el principio de la partida doble en materia contable.


No tengo la menor duda que al igual que en los cigarrillos, con los años la humanidad se ha dado cuenta del cáncer que se genera y que por muchos años, las millonarias empresas comercializadoras pudieron mantener bajo la alfombra;  otras industrias, desde el azúcar y otros productos alimenticios enlatados, envasados o embolsados que hoy consumimos, son causantes de diferentes tipos de patologías que en nada benefician al ser humano y que un uso irresponsable de la libertad, vía la  publicidad comercial han venido vendiéndose en todo el mundo, en medio de poblaciones pobres, desnutridas, ignorantes y hambrientas.


Estoy convencido que hoy podremos tener mas conciencia del efecto de nuestras acciones y desde la perspectiva de los grandes oferentes de productos al mercado y por lo tanto, patrocinadores de la publicidad que les promueve, pueden y deben asumir con mas responsabilidad el buen y sano uso de la libertad con que lo hacen y así, atenerse a la verdad de lo que promueven y venden. Nada podrá salvaguardar de las indeseables regulaciones estatales, las tan preciadas libertades, que la responsabilidad misma de quienes hacemos uso de ellas.


Claramente, por otro lado,  se va perfilando ya un nuevo espíritu desde el cual “el mercado”, las personas, los seres humanos que convivimos en el planeta, con mas acceso al conocimiento y con un mas alto nivel de conciencia de nuestro grado de incidencia en el consumo de productos y servicios, podremos tener un nivel de relación como consumidores con un mas alto sentido de responsabilidad social de nuestras acciones. Esto, aunque en forma incipiente, ya lo hemos sentido en ámbitos que como el uso del platico va permeando la cultura.

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