César Sagastume - La información tecnológica no es sabiduría

La generación de la cibernética cree saberlo todo con la obtención de información digital, no implica que se considere sabio.


El principio del aprendizaje que nos lleva en primer lugar a ser libres de pensar, de reflexionar, de analizar, de recrear conocimientos para conceptuar la vida, la cultura histórica del comportamiento humano y enfrentar los cambios constantes y vertiginosos de la naturaleza y de la humanidad, marca la diferencia del aprendizaje para alcanzar la sabiduría que será el instrumento básico para el desarrollo de la inteligencia y su aplicación  en la realidad para la sobrevivencia humana.

La señala bien N. Abbagnano y A Visalberghi en la introducción de sus escritos en la historia de la pedagogía cuando dice: “No obstante, ha sido y es competencia de la filosofía la tarea de enfrentarse al doble problema….por una parte conservar y defender los elementos culturales considerados como válidos; por la otra combatir y eliminar los elementos culturales que se hayan convertido en un lastre y prmover nuevos desarrollos de la cultura. Esto lo puede hacer no ocupando el lugar de esta aquella ciencia ya constituida, sino -en ocasiones- ayudando a que constituyan ciencias nuevas y, en general, esforzándose siempre por mantener un clima de libertad intelectual, de discusión sin prejuicios y de apertura hacia lo nuevo y lo imprevisto.”

Entonces cuando nos preocupamos de la conservación y progreso del conocimiento como desarrollo intelectual del hombre para ser creador, y enfrentar los cambios periódicos y desenfrenados del comportamiento humano y de la naturaleza; es preocupación de como las nuevas generaciones deben de ponerse en contacto con el patrimonio pasado sin quedar alienado por este, o sea cuando la preocupación en forma precisa y deliberada del fenómeno educativo, según este planteamiento, se asume la relación con la denominación de filosofía de la educción o pedagogía  en donde el diálogo de aprendizaje docente dicente se convierta en sabiduría, sin considerar que el aprendizaje adquirido sea considerado de una sola vía siguiendo el patrón tradicional o imponiéndolo mediante la información  virtual.

El sentido común  y la compresión critica orientadas por el aprendizaje reflexivo y consciente  inducen a que el conocimiento y el desarrollo intelectual se de en el dicente para prepararse a la transformación de  los conceptos o de los conocimientos que nacieron en el transcurso de los siglos que  en la actualidad dejan de ser útiles para la convivencia de la humanidad.

No basta, poseer la información que se encuentra en los dispositivos  inteligentes que suministran en una dirección, dejando al margen la facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea  del contexto real del conocimiento, producto de la interlocución del docente y dicente en el afán de lograr hacer la tesis, antítesis y la síntesis que nos conduzca a recrear los conocimientos para mantener la dinámica de la sabiduría, por lo que, afirmo que la información tecnológica no es sabiduría, Dejando en duda que la generación de la cibernética considere saberlo todo con la obtención de información digital, lo que no implica considerarse ser sabio.

El sistema educativo debe enfocarse a los pilares de la educción, pero debe poner énfasis al pilar que encierra el principio de aprender a aprender, reflexionando, mediante una aprendizaje crítico y constructivo que les permita tomar los aprendizajes que le pueden ser útiles en ese devenir de cambios constantes y rápidos que permitan mantener la perpetuidad de la especie; sobre todo, para garantizar la convivencia pacífica que aparte la maldad, la violencia y la ambición de los dominantes.

En aras de respetar a los manejados o alienados sin permitir romper el estereotipo de ser vasijas que se llenan con los conocimientos, que los poderosos quieren que los súbditos aprendan si promover la epistemología  para romper las barreras de las tendencias políticas dominantes, que utilizan para  manejan a los que mantienen el status quo de la ignorancia en los países de la periferia. 

A manera de conclusión se debe considerar  que ésta es la pedagogía de la esperanza que  plantea Paulo Freire, en sus  testimonios. Es una reflexión escrita con enfado, impetuosidad  y coraje pedagógico, además molesto y crítico, pero, con identificación con la responsabilidad de formar ciudadanos  de cara al futuro haciendo planteamientos que den luces a la educción postmoderna para la reconstrucción de una nueva nación, que baje del trono a los que desean mantener la hegemonía dominante sobre los marginados, silenciados y oprimidos del tercer mundo, llenándonos de información para vedarnos  la oportunidad de alcanzar sabiduría.

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