Una perspectiva actual en educación para Guatemala. por Beatriz Villarreal

Como demuestra Ken Robinson -2016-, no podemos olvidar que miremos para donde miremos la educación es una prioridad en todo el mundo. La tarea en cada país es fortalecerla: reformular y definir el sistema de educación  actualizado y de largo plazo sobre lo que se quiere,  que sea útil para mantener la soberanía y la institucionalidad nacional. En una sociedad segura que valora a las personas y que implementa un plan de estudios para  una democracia igualitaria que le indica el camino del desarrollo nacional. Es el ideal a seguir. Para hacer de la educación una pieza central de la estrategia de renovación, cada país debe de construir su propio proyecto educativo, tomando en cuenta como referencias las tendencias actuales y sus resultados que se vienen desarrollando a nivel internacional, pero incluyendo las características internas de cada país. En el caso guatemalteco están marcadas profundamente por el profundo grado de pobreza que sufre, la baja calidad educativa y la débil formación de los docentes.

Por lo que no es hacer una reforma al estilo europeo que son sociedades ricas materialmente y democráticas (OECD-PISA) para formar parte de la tendencia normalizadora educativa que se ha impuesto, o copiar el proyecto educativo de algún país exitoso que sea un buen ejemplo confiable, y dejar que el resto se dé por sí mismo, pues esto nuca va a ocurrir. Si no, continuaremos con el atraso que nos ubica en uno de los peores lugares en esta materia. Esto es lo que ha hecho la actual administración y el Ministro de Educación turno del periodo 2016-2020 en este país.

Es importante tomar en cuenta las demandas que le hace el sector económico al educativo y dar respuestas pues la educación también influye de forma decisiva en la prosperidad de los países, así como los avances tecnológicos y el crecimiento de la población, por lo que la formación en competencias económicas como matemática y tecnología es una demanda aceptable que hay que tomar en cuenta. La educación también es constructora de cultura. Es la que lleva a la conservación de los valores y tradiciones que identifican y protegen la identidad nacional de las influencias externas. Y es constructora de ciudadanía para la formación en actitudes y comportamientos que promocionan la participación ciudadana y la  estabilidad  e integración  socio-cultural. Esto le permitirá a cada estudiante adquirir conciencia de su potencial y lograr tener una vida plena y productiva.

Para llegar a esto Guatemala tiene que superar retos que le hagan posible construir un sistema educativo con este perfil. De ahí la urgencia de desplegar programas de formación docente en ciencias naturales, matemáticas, tecnologías de la información, idiomas y ciudadanía. Pero sobre todo asegurar la matrícula del mayor número de estudiantes de primer ingreso, asegurándoles materiales, instalaciones y una buena alimentación. Esto requiere de la redistribución del presupuesto nacional, en el que la educación logre un aumentado significativo en el  presupuesto nacional. Pero sobre todo que conformen una dirección capaz y efectiva de realizar tales cambios en los próximos años. Se fundamenta esta propuesta ya que en la actualidad los gobiernos para no ser o no aparentar ser populistas, hacen de la educación su prioridad. La educación debe ser la prioridad y competencia de los futuros gobiernos.

Un sistema educativo es de vital importancia para la prosperidad económica  nacional y para hacer de cada uno un buen estudiante, profesional y un competidor aceptable. Para ello los niveles académicos tienen que ser los más elevados posibles y la escuela debe de priorizar las asignaturas y métodos de enseñanza que promuevan la calidad educativa, pues ante la expansión de la economía del conocimiento, se requiere aumentar la población  técnica-profesional y con estudios universitarios. La importancia central de la educación para cualquier nación  hace que el gobierno sea el responsable de tal proyecto nacional, por lo que es el que tiene que establecer los niveles académicos, especificar los planes de estudio y la evaluación de los estudiantes para medir si se está logrando o no los niveles requeridos sobre lo básico que son: lectura y escritura del español, y aritmética. Y sobre las disciplinas: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas según  Robinson que con su gran experiencia, formación e investigación educativa ha realizado importantes proyectos con gran impacto en diferentes escuelas y países en las últimas décadas.

Llama la atención que se puede observar que  a pesar de las inversiones hechas en formación docente,  demasiados maestros  carecen de las competencias necesarias para desempeñar bien su función, según lo destacan importantes teóricos educativos como son K. Robinson, F. Reimers y C. Chung (2016) en recientes publicaciones e investigaciones sobre la necesidad de fortalecer la profesión de la enseñanza.

No es de hacer de la escuelas “número uno” al estilo de PISA, sino como afirmó Yi Houqin de Shangai. De lo que se trata es de tener centros educativos que se atengan a principios razonables que respeten del desarrollo físico y psicológico de los alumnos, que sienten  bases sólidas para que se sigan desarrollando  a lo largo de toda su vida. Para lo cual este país tiene que determinar cuál es el modelo o ideal de sociedad, de educación y de personas que quieren edificar. Sobre esto ya se ha discutido mucho, lo que falta es llegar a un acuerdo nacional y echar a andar lo más pronto posible este proceso educativo y de desarrollo nacional que a este país tanto le urge.

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