México-Guatemala; una historia personal por Julio Hernández Estrada
Nacer mexicano y vivir en Guatemala, es una cuestión del destino. Vivir cautivo entre dos culturas, la guatemalteca y la mexicana, a pesar de ser países vecinos, es una nostalgia permanente, siempre añorando ambos lados de la frontera, especialmente cuando se ha vivido en los dos países, se tiene familia en ambos, se ha trabajado años en un lado, y en otro. A pesar de constituir una patria ampliada, unificada geográficamente, pero contrastada culturalmente, es manejar la diversidad, la simultaneidad de las cosas y la liviandad del ser. El guatemalteco, mantiene una relación de amor odio con México, y el mexicano una relación de indiferencia y olvido de la frontera sur. ¿Cómo reconciliar ambas diferencias? No se puede, porque son asperezas ancestrales, de siglos, muchos siglos, incluso desde antes de la colonia y conquista. Al abrir una tumba maya, además de percatarse del saqueo, existe siempre presencia de la cultura mexicana. Muchos chapines en su viaje migratorio al norte, terminan quedándose en territorio mexicano, trabajando, viviendo y amando al país que iba a ser exclusivamente de paso. Los guatemaltecos que no migran al norte, reciben una influencia cultural mexicana, poderosa. Ven programas de televisión mexicanos, telenovelas, partidos de fut bol, el Chavo del Ocho, Chespirito, etc. Amén, de cantar todas las canciones mexicanas, de amor, sufrimiento, desamor, y muerte.
El ganado bovino, viaja cada año a la Ciudad de México, desde Nicaragua. Juntando hatos de Honduras y Guatemala, para pasar el Río Suchiate, por la noche, amaneciendo en Chiapas, al día siguiente. Suben a los camiones, rumbo a los rastros de la Ciudad de México, que juntando todos los que pasan anualmente, sirven para el consumo de un día de la capital mexicana. Así, de ese tamaño, son las diferencias de tamaño entre ambos países. Guatemala, cierra la frontera a las empresas medianas mexicanas, que vienen a dominar el mercado, no solo de Guatemala sino de toda Centroamérica. La población de toda la región del Istmo, alrededor de los treinta millones de habitantes, no son comparables a las interacciones de más de 50 millones de habitantes del área conurbada de la Ciudad de México. Guatemala, como país, debe comerciar con estados de su tamaño de la republica mexicana, como Chiapas, Tabasco, Yucatán, etc. Como México lo hace con Estados Unidos de América, que el comercio principal es con California, Texas y Arizona. Imaginar el comercio entre países, es una manera estadística de decirlo. Los tamaños de las regiones, marcan los territorios de intercambio. Tradicionalmente, independientemente de la retórica política de Donald Trump, los mexicanos han migrado temporal y definitivamente a Estados Unidos de América. La relación es ancestral, como lo es el comercio transfronterizo, que va más allá de la parte comercial, y se nutre de cultura propia de la frontera, de ambos lados. Existe una identidad de la frontera, una lengua, una mezcla de inglés y español, además de una producción de palabras propia de esa zona. México, Estados Unidos de América y Guatemala, un corredor cultural de siglos.