Venezuela; Realidad o ficción por Julio Hernández Estrada

Una cosa es pensar críticamente sobre la situación de Venezuela, otra, contar con información fidedigna y oportuna. Pocos la tienen, y quienes cuentan con ella, la utilizan con fines políticos y geopolíticos. El ciudadano común y corriente, le queda mayoritariamente, leer periódicos afines a los Estados Unidos de América, y ver telenoticieros, igualmente parcializados y tendenciosos. En realidad, no se tiene conocimiento objetivo de la situación, únicamente, se puede leer entre líneas y utilizar pensamiento crítico. El ciudadano medio, no conoce la realidad, más que la ficción, de ambos lados. Vender un país, una situación, ficcionada, tergiversada, dependiendo el comprar de realidades. La Organización de Estados Americanos, a veces, despotrica contra Venezuela, y otras, la defiende legalmente. La geopolítica, es un juego donde intervienen intereses ajenos a Venezuela, especialmente económicos, recursos naturales como el petróleo, y Simón Bolívar, como símbolo de la historia del país. El mundo se dividió entre quienes apoyan y respetan a Venezuela como nación, democrática, independiente y soberana, y otros, que, como masas enardecidas, gritan al ritmo que impone el imperio. Un tercer grupo, vive en las nubes, no porque sea espiritual, sino porque no le interesa la política, ni la entiende ni quiere molestarse en entenderla. Al menos, estos últimos, no hacen daño. Son inocuos. Lo que está claro, es que estadounidenses, rusos y chinos, quieren petróleo, ahora y a largo plazo. Venezuela tiene las reservas probadas de petróleo más grandes del mundo. El supuesto vacío político que pretendió hacer Estados Unidos de América, se llena de inmediato con presencia rusa y china, que hoy día, tienen aventuras financieras con ese país, tienen intereses que defender. Por ello, han ofrecido ayuda militar. Estados Unidos de América vocifera mucho, grita, gesticula, y alborota el gallinero, pero no actúa, porque hay terceros en el terreno. Tienen que negociar, todos juntos, en público o por debajo de la mesa. Puede salir Nicolás Maduro, pero los intereses rusos y chinos se quedan. Se podrán repartir el pastel, bajo cualquier esquema libre y democrático, creíble o no. Todos los demás actores, son títeres de alguno de todos ellos. Venezuela, un país con dos presidentes, ¡Imposible! Tiene que salir uno primero. Esta opción, es de ficción. Es un invento de algún asesor de la Cancillería, del Departamento de Estado, del gobierno de Donald Trump. Una idea loca, de una vida loca, de un gobierno loco. A veces, parece risible, otras veces, dramático el caso. Es una tragicomedia, que no se advierte el final, al menos, uno feliz. Seguramente, será con chapuces, parches, curitas o alfileres. Venezuela, se ahoga en la crisis, pero una crisis, ficticia, prefabricada por Estados Unidos de América, como el bloqueo económico a Cuba, y todas las prohibiciones comerciales y la guerra comercial contra China, y las absurdas peleas con Europa, viejos aliados, con pactos de caballeros, que ahora con el patán de Trump, se ha convertido en acuerdo de gánsteres. ¿Para donde va el mundo? No será la primera ni la última vez, de estos casos de conflicto imaginarios, fabricados, de ficción.

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