Educación ciudadana, una garantía para elecciones libres por César Sagastume
Los cambios rápidos en esta generación obligan a formar al hombre y al ciudadano que sirva, trascienda y responda a la patria.
Es muy común en el ámbito escolar y en los acontecimientos de la vida nacional atender demandas de la formación ciudadana cuando se ve venir de cerca, los fenómenos sociales, culturales, políticos, desastres y otros. Queriendo afrontar estos eventos en forma improvisada y circunstancial, luego se olvidan, y se retoman cuando surge nuevamente la necesidad, queriendo dar respuesta únicamente cuando se ve venir el peligro, situaciones que se viven reiteradamente que al final pareciera ser parte de la cultura o de la alienación como países en vías de desarrollo o subdesarrollados.
La enseñanza de tener derechos de libertad e igualdad, que ninguna persona es superior a otra, libertad de acción, con derecho opinar y accionar que no sean ofensivas o delictivas, que nadie puede ser obligado a pertenecer a grupos en contra de su voluntad, no constituye delito a denunciar en contra de funcionarios o empleados públicos por corrupción, que el conocimiento nos da fuerza para discutir nuestras ideas, opinar sobre lo que pensamos y decidir lo que queremos para nuestro bien.
Cuando suceden los desastres naturales, retomamos el tema que es considerado prioridad de las autoridades de turno, y es entonces que se recuerda que es parte de los contenidos programáticos de los pensum de estudios que deben de retomarse con urgencia para enmendar el daño y se hace vigente en la parte formativa de la educación a las nuevas generaciones, por ser un territorio proclive a los desastres; llámese terremotos, deslaves, erupciones volcánicas y luego las olvidamos, cuando deben considerarse como ejes principales y considerarlos como centros de interés en el aprendizaje para formar una ciudadanía responsable.
Si se trata de la defensa y protección del ambiente, se le pone atención cuando sufrimos las inclemencias del calentamiento global, deforestación, enfermedades a consecuencia de la contaminación de las fuentes hídricas, contaminación de los desechos sólidos; pero luego desaparece la preocupación de formar a los ciudadanos para la convivencia en torno de estos fenómenos, pasando a segundo plano, para retómalos la temática con mayor interés cuando vuelve a repetirse, olvidándonos que son temas torales en la formación ciudadana para poder vivir en concordancia con la naturaleza que nos prodiga vida y salud.
Cuando se analizan los efectos de la superpoblación, se dan pinceladas de la educación en población, y tan pronto pasa algún evento como efecto de este fenómeno social, principia a preocupar a las autoridades organizando cruzadas temporales para abordar el tema, y cuando recrudece la desatención de la niñez y la juventud por la violencia se tocan temas de seguridad, pero luego se desatienden cuando debe ser una exigencia formativa durante todo el período escolar.
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Podríamos seguir enumerando eventos que solo se tocan cuando se repiten los conflictos que siembran la maldad y destrucción, y es entonces cuando se les da importancia nuevamente en la formación ciudadana y luego se retoman cuando se es álgido el momento.
La preocupación actual, cuando estamos a las puertas del evento de las elecciones de las autoridades de nuestro país, preocupa la débil formación ciudadana para elegir a los gobernantes, volviéndonos cómplices del desastre democrático que vivimos, cuando tenemos que elegir a los que deben de administrar los recursos del Estado cuando reiteradamente nos hemos equivocado y volvemos a vivir otro periodo de cuatro años, con dignatarios que quedan en deuda para dirigir los destinos de la patria.
Aquí es donde se visualiza que no se ha preparado a la población para elegir y ser electos, en el juego perversos de manipulación por los poderosos y los que le convienen tener el dominio para beneficiarse de los recursos del pueblo que de manera sucia no han permitido, que los responsables de esta tarea cumplan con la responsabilidad de preparar a la población para hacer un verdadero ejercicio de la democracia plena.
Es el momento de reflexionar sobre la formación ciudadana mediante el sistema educativo nacional, que juega un papel de gran importancia, que debe darse periódicamente durante toda una formación que permita conocer sus derechos y obligaciones que se mantienen ocultos para que le permita a la ciudadanía tener un concepto claro de libertad, sin tener que responder a emitir un voto comprado y plagado de intereses para elegir a los menos aptos y nos han formado la conciencia ciudadana, los electores deben ser hombres probos y atender lo que bien señala José Mujica: “En mi campaña a la presidencia, mis opositores intentaron comprar la conciencia de los electores. Yo no competí con plata lo hice con ideas, el pueblo fue inteligente, no se vendió apoyó mi propuesta, fue la más honesta de la historia. Ustedes no se dejen comparar, no se vendan.” ¡Ojalá se imite este ejemplo!