Elecciones y redes sociales en Guatemala por Beatriz Villarreal

En  época electoral la lucha es por ganar y vencer al enemigo, lo que hace que se relacionen aspectos tan contradictorios como la cooperación y el conflicto, y, las tecnologías con las votaciones. Con las redes sociales se están modificando las relaciones de poder tradicionales al darles a los ciudadanos nuevas vías y formas de participación y acción  más efectivas. Las redes son una forma más para expresar libremente sus ideas e intereses. Esto les exige a los candidatos elaborar y presentar estrategias de comunicación propias, novedosas y  buenos argumentos, para captar a los sectores sociales que participan como votantes y como opinantes. De ahí la importancia y centralidad que adquieren los ciudadanos en los flujos de comunicación, no solo como receptores pasivos, sino como actores y productores de mensajes y de propuestas políticas.

Esta comunicación horizontal que establecen los ciudadanos entre sí le ha dado un nuevo carácter a las elecciones durante la última década y media en todo el globo. Significa la asociación de los participantes para señalar y resolver problemas cotidianos y de la política electoral, que en muchos casos han desafiado al poder establecido. Según Chiara Moroni (2017), la política tiene que retomar la dimensión participativa y horizontal como una clave para salvarla de las mentiras. Esto es lo que está en manos de los ciudadanos, y, hace que la política electoral y la democracia frecuentemente se centren en los derechos y no en los deberes y responsabilidades de las personas. Para esta autora es en los deberes y derechos de los ciudadanos donde está el futuro de la política y su retorno a la participación ciudadana activa. Este tipo de participación ha encontrado una buena herramienta en los avances tecnológicos  como Internet y Facebook, como ejemplo que se han observado por los buenos resultados obtenidos, en algunas campañas históricas recientes en democracias avanzadas, y en las actuales en muchos países. Son utilizadas para la construcción de contenidos web y para el establecimiento de redes relacionales, horizontales y simétricas. La innovación está en las redes de relaciones, en la capacidad para implicar a las personas y en el empuje participativo que activan los flujos de comunicación que son transmitidos por las redes.

La débil democracia guatemalteca enfrenta una serie de peligros, con la preeminencia de la política del escándalo y del show mediático diario en lo que va de este periodo electoral. Esta dinámica no ha inmovilizado a los participantes y futuros votantes, esto los convierte  en observadores, y no en parte, de un proceso que se ha convertido en algo exclusivo de grupos políticos-económicos cerrados. Esto distancia cada vez más a las personas comunes de la dimensión pública, aumentado la no participación, la desconfianza y la crítica respecto a los matices tan negativos que expresa este cercano evento electoral, al ser una repetición del pasado. Estos temas son muy poco motivantes para los votantes. No se da una construcción de identidades colectivas orientadas a la acción, al excluir a los ciudadanos como parte del proceso. No utiliza experiencias renovadoras y creativas  como ejemplos a seguir. Algunas se convirtieron en paradigmas de estrategias de comunicación innovadoras que consisten en nuevas tecnologías con una campaña centrada en las mejoras de las relaciones y sus seguidores. Esto es lo que hace que el sistema democrático subsista y persista.

Los políticos guatemaltecos no han encontrado el significado que tiene la fuerza de Facebook en aspectos lógicos, relacionales,  retóricos y de comunicación para ponerlos en acción con las diferentes formas de la web  2.0, que se pueden desplegar para su propio beneficio, sino que es utilizada meramente como una vitrina formal, para promover sus imágenes, únicamente. No hace posible encauzar en un sentido positivo y colectivo la energía del movimiento que pueda desarrollarse en Facebook y fundar un tipo de política y de mensajes, sobre la construcción de identidades plurales y compartidas, ni sobre la auto organización de la comunidad participativa, representada más allá de las diferencias culturales y sociales. Abre una posibilidad realizable para superar la crisis de confianza de los ciudadanos  en los políticos, que enfrenta esta sociedad respecto de la política y de las instituciones democráticas, como son, por ejemplo, el Tribunal Electoral y los partidos políticos. Para Chiara Moroni “las nuevas posibilidades tecnológicas y el relativo éxito que éstas continúan logrando de modo exponencial dentro de la sociedad pueden propiciar y desarrollar estas nuevas formas de identidad y de acción política a través de las cuales los ciudadanos no se limitan a adherirse al proyecto de otros, sino también contribuyen a definir los contornos y a asumir responsabilidades a través de la acción real y directa en el ámbito de una esfera pública renovada”.   

Rescatando lo positivo de la intervención de las redes sociales en elecciones, es que Internet se convierte en cualquier contexto nacional en un instrumento capaz de desencadenar, según  Manuel Castells (2009) en una contra tendencia positiva de auto comunicación masiva  ya que permite y/o puede actuar a nivel individual y colectivo. Para Castells los mensajes y contenidos auto producidos,  de manera individual, convierten a las personas en productores/distribuidores  de conocimiento y de información. Porque para Chiara Moroni, esto ha originado una potencial audiencia global, donde  auto comunicación y  comunicación de masas garantizan una forma real y concreta de participación que encarna la potencialidad de incidir sobre la política y sobre las decisiones políticas específicas.

Es un buen mensaje para hacer tomar conciencia a la población guatemalteca sobre su participación, o no en las próximas elecciones. Tanto votar como no votar  indica la reacción y el hartazgo de los votantes  guatemaltecos de este estilo tradicional y poco transparente que, cada cuatro años,  grupos y élites aisladas, se las arreglan para hacer poner a alguien que cumpla con sus intereses y expectativas en la silla presidencial, no al que más les guste o les conviene a los sectores participantes, sino a los grupos de poder que se implican, cada cierto tiempo y toman  las elecciones como sus proyectos privados. Por lo tanto, ni la democracia ni la participación están garantizadas en  estos eventos. Lo que si permite es la crítica marginal en las redes de personas conscientes y críticas de estas prácticas viciadas de la política nacional, que no significan avance ni democracia ciudadana.               

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