Un viaje al centro de la tierra por Julio Hernández Estrada

Julio Verne, novelista francés, su imaginación se adelanto a su época. Sus libros famosos; Veinte mil leguas de viaje submarino, Un viaje al centro de la tierra, de la tierra a la luna, la isla misteriosa, etc. Al cabo de los años, muchas de esas novelas se llevaron a la vida real. Para entender Guatemala, la contemporánea, es necesario haber leído a Julio Verne. La ficción, de los informes oficiales, superan la imaginación de Julio Verne. Por ejemplo, un camión del ejército persiguiendo a una avioneta, para capturar droga. Por eso, dice el flamante presidente del mundo “de nunca jamás”, hay que dotar al ejército de capacidad aérea, especialmente, aviones argentinos que son los más veloces del mundo. Podría la patrulla, llegar antes al lugar donde aterrizan las narcoavionetas y capturar a los narcotraficantes, al nomás bajar.

La novela un viaje al centro de la tierra, parece en la actualidad, estar situado en el palacio nacional. De allí, parte la actividad sísmica y el calor de la superficie, de la sociedad nacional. De la tierra a la luna, es obvio el parecido del “Señor presidente”, que vive más allá de la realidad nacional, lejos, allá en la luna.

Mi niñez, fue alimentada con la imaginación de Julio Verne, mi padre, un gran educador, me oriento, sugirió y dio esos libros, y me puso tarea para leerlos. La novela, la isla misteriosa, me trae al presente, con el título del palacio misterioso, donde salen decisiones e ideas fuera de serie, poco creíbles, como si fueran del fabuloso mundo del circo, con payasos y malabaristas de ministros. La famosa novela; La vuelta al mundo en ochenta días, me lleva a volar mi imaginación con las noticias de Guatemala, que han dado la vuelta al mundo, no en ochenta días, sino en un mismo día, con el escándalo de mover la embajada en Israel, de Tel Aviv a Jerusalén, para complacer al presidente Donald Trump. Después, Estados Unidos de América no movió la suya, como había prometido, Paraguay, regreso la suya al Tel Aviv, y en solitario, Guatemala en Jerusalén. Eso, desde luego, le valió al presidente, apoyo absoluto, para sacar a la CICIG del país, y liberar a su hermano e hijo de los delitos de corrupción.

La novela “Dos años de vacaciones”, me lleva a los cuatro años de vacaciones en Casa Presidencial, escondido de la prensa y la realidad nacional. Jugando a ser soldadito de plomo, marchando con paso de ganso, con sus asesores militares. Seguramente, al final, podrá decir, que esos cuatro años, fueron los más felices de su vida.

Escuela de Robinsones, una novela didáctica, para aprender a valerse por sí mismo, en una isla desierta. Lástima que no aprendió nuestro flamante presidente, a valerse por sí mismo, sino con ayuda operativa de la ministra de relaciones exteriores y su grandulón, ministro de gobernación. Difícil es, escoger un título de Julio Verne, dentro de su extensa bibliografía, pero para cerrar, podemos mencionar “El Archipiélago en llamas”, por la situación en que dejara Guatemala, una vez se vaya a enfrentar los juicios pendientes que tiene en su contra.

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Ignacio España