Dos ideologías; bipolarización social, demanda un camino por César Sagastume
La lucha de ideologías de izquierda, derecha, y todas sus variantes, dividen sociedades y provocan enfrentamientos sociales que destruyen la paz y la armonía.
Para abordar esas dos ideologías torales de la vida política de las naciones, vale conocer la génesis de sus nombres que obliga recordar la revolución francesa, dos partidos se disputaban. Los girondinos; un partido moderado que propugnaba un derecho al sufragio no universal, del que excluía a las clases no propietarias y que defendía la alianza con la nobleza para establecer en Francia una monarquía parlamentaria. En contraposición: Los jacobinos, que defendían un sufragio universal que extendían a todos los miembros de la población y la instauración de una república, teniendo el apoyo de las clases más populares; pues los girondinos eran apoyados por los burgueses, propietarios y algunas capas de la nobleza. En las deliberaciones de la asamblea, Los girondinos se sentaban a la derecha y Los jacobinos a la izquierda, ahí nació la división, que aún hoy perdura, de ideologías de izquierda y derecha.
En la actualidad la ideología política de la derecha, constituye un segmento que acepta las desigualdades sociales como normal y natural y en algunos casos deseable afrontando la ideología de la izquierda que pretende consolidar fines de igualdad y justicia social y que al transcurrir de la historia los ideólogos sociales han ido consolidando variantes ideológicas que se describen como centro izquierda y centro derecha en escalas que van desde muy moderadas como extremas; que siempre se tornan en ideologías antagónicas, queriendo tener hegemonías filosóficas que dividen sociedades y que en el transcurrir de los siglos han provocado la autodestrucción de la organización social, que no logra homogenizarse para que todos los hombres y mujeres se organicen para trabajar por el bien común, dejando al margen la premisa de que una ideología es un conjunto de normativas, de emociones, ideas y creencias colectivas que deben compartirse entre sí, y que están referidas al reforzamiento de una conducta humana que debe seguir los lineamientos divinos.
Después que hemos vivido la lucha de poder de los poderosos que aún practican el socialismo y el comunismo y por el otro bando los que practicaban el capitalismo y la democracia, formando dos frentes formados por los países más poderosos del mundo y que han promovido enfrentamientos de transcendencia bélica entre ambos y que pasaron la factura a muchos países de la periferia, como Cuba, Venezuela, Nicaragua, El salvador y el período oscuro de 36 años de guerra fratricida entre hermanos en Guatemala, y que a la postre hubieron eventos que desarticularon esas ideologías, con la Perestroika (“restructuración”) como el movimiento político, iniciado por Mijaíl Gorbachov, para reformar la economía y el sistema político de su país, que llenó de esperanza para encontrar el camino que pudo encontrar la unidad social.
La ambición de dominar al mundo, argumentando que una ideología, es mejor que la otra para el bienestar de todos los grupos sociales del planeta; y si todas las ideologías pregonan que una es mejor para la convivencia pacífica, es hora que las dos encuentren el mismo camino de esperanza para que reine la paz entre los pueblos, dejando al margen la ambición y el poder de los grandes imperios, haciendo que el reto de gobernar las naciones obedezcan los designios divinos para la concordia mundial.
Por demás está recordar el libro de sabiduría (12. 12 17.20) que dice “Tendamos UNA TRAMPA al justo, porque nos molesta y se opone a lo que hacemos; nos echa en cara nuestras violaciones a la ley, nos reprende las faltas contra los principios en que fuimos educados. Veamos si es cierto lo que dice, vamos a ver qué le pasa en su muerte. Si el justo es hijo de Dios, él lo ayudará y lo librará de las manos de sus enemigos. Sometámoslo a la humillación y a la tortura, para conocer su temple y su valor. Condenémoslo a una muerte ignominiosa, porque dice que hay quien mire por él.
Lo anterior se complementa con el texto de Carta del apóstol Santiago (3, 16-4,3), Que dice: “Donde hay envidia y rivalidades ahí hay desorden y toda clase de obras malas. Pero los que tienen la sabiduría que viene de Dios son puros, ante todo. Además, son amantes de la paz, comprensivos, dóciles, están llenos de misericordia y buenos frutos, son imparciales y sinceros. Los pacíficos siembran la paz y cosechan frutos de justicia. ¿De dónde vienen las luchas y conflictos entre Ustedes? ¿O es acaso de las malas pasiones que siempre están en guerra dentro de ustedes? Ustedes codician lo que no pueden tener y acaban asesinando. Ambicionan algo que no pueden alcanzar, entonces combaten y hacen la guerra. Y si no la alcanzan es porque no se lo piden a Dios o si se lo piden y no lo alcanzan es porque piden mal para derrocharlo en placeres”.
¿Por qué no se encuentra el camino para vivir en paz? Es momento de hacer un alto en el camino y amalgamar las dos ideologías y unir esfuerzos para encontrar la convivencia humana, siguiendo la sabiduría de los escritos divinos, para corregir los caminos torcidos de la violencia y la maldad.