¡Ay Nicaragua, Nicaragüita! por Julio Hernández Estrada

Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy, hermanos de sangre, cantan y luchan junto a sus hermanos de causa, de las revoluciones sociales en Nicaragua. La tentación de ser dictador es grande para Daniel Ortega. Pronto olvido la causa, y se convirtió en lo que combatió. Así de irónica es la vida. Los únicos contestarios, es el pueblo unido, especialmente los de Masaya, pueblo en resistencia, a pesar de los embates oficiales de soldados y policías disfrazados de pueblo.

El Chipote, prisión de Managua, escenario de torturas en pleno siglo XXI, con madres de hijos metidos a la fuerza, sin justicia y sin esperanza, lloran frente a ella. Piden clemencia, a gritos llaman a sus hijos encarcelados injustamente, sin juicio. En ese ambiente de desconcierto, los conciertos al aire libre, donde cantan los corazones nicaragüenses, ¡Ay Nicaragua, Nicaragüita!, canción de dolor, de unión, de combate, de resistencia.

317 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, desde que empezaron las protestas que piden la renuncia de Daniel Ortega, más de 400 muertos, según organizaciones de derechos humanos nicaragüenses. Los muertos, muertos están, esperando que no sea en balde el sacrificio de cientos de jóvenes, que murieron con la esperanza de sacar del poder a los Ortega. Nadie imagino el torbellino de pasiones desatada, unas por el pueblo y otras por Daniel Ortega, masacrando su pueblo. Dos resistencias enfrentadas; la del pueblo y la del Dictador, desigualdad en la pelea. El oficialismo pone las armas, la mansalva, y el pueblo ofrece el corazón, la pasión y la esperanza.

La escritora Gioconda Belli (El País, 12 de agosto) dice; la música de los Mejía Godoy “nos hizo amar a Nicaragua, su gente, sus historias y fue organizadora de la convicción de que éramos un pueblo capaz de derrotar una dictadura”. Para la autora de El país de las mujeres “lo paradójico, por supuesto, es que vuelvan a tener actualidad esas canciones que animaron la lucha contra una dictadura, y que volvamos a vivir esos tiempos terribles de manos de alguien que fue sandinista”, comenta. Nicaragua tiene “la suerte de tener el cantor más auténtico y magistral para expresar la lucha del pueblo nicaragüense”, refiriéndose a Carlos Mejía Godoy.

Nicaragua, Nicaragüita, es el himno no oficial de la libertad de Nicaragua, que se canta con el llanto ahogado en la garganta, y se escucha en toda Latino América, de igual forma, con llanto, rabia y desconsuelo. “Pero ahora que ya sos libre, Nicaragüita, yo te quiero mucho más”, entonan miles de nicaragüenses.

Dentro del dolor y el terror de Estado, es importante que exista el arte, una manera musical de expresar la lucha, el amor a la patria, la reivindicación de la libertad, y la solidaridad de un pueblo consigo mismo. Es como la Marsellesa, al final de 1700, en Francia, que revolucionó ese país y al mundo entero. Esperamos que el pueblo de Nicaragua encuentre su camino, pronto, deseablemente sin más muertos.

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