Prensa y educación por Juan Callejas

He venido elaborando en torno a los actores relevantes en el proceso educativo de una sociedad. En este trayecto empecé por el rol de los padres de familia y la familia misma como fundamentos sobre los cuales los otros actores construyen la cultura, es decir, educan a sus miembros. Establecí algunos aspectos relativos la responsabilidad de la iglesia como contribuyente en este hermoso proyecto, del cual no podemos hacernos los locos y menos aun ignorantes, bueno, si podemos, pero, responsablemente no debemos. Al final, los resultados los pagamos todos, tarde o temprano y para muestra, que mejor que valorar los tiempos actuales.


En su momento, introduje el rol de los medios de comunicación y dentro de este basto mundo moderno de hoy, quise dividir y así trate en su primera parte el tema de la “publicidad” como un ámbito de los medios de comunicación en el que además, otro importante actor participa: “el empresario”, tanto porque es quien paga a los especialistas comunicadores por crear y hacer las campañas de publicidad comercial, como porque además paga su divulgación en los medios de comunicación diferentes, lo que a su vez, en un modelo de vida basados en los criterios de una Democracia Liberal Constitucional como el que perseguimos fincar y hacer sostenible en Guatemala, financia la existencia del periodismo libre e independiente que caracteriza este tipo de modelo de vida en sociedad.


Ya he tratado en diferentes entregas anteriores la forma en que la publicidad comercial ha venido moldeando nuestra cultura; las perversiones y distorsiones que se han provocado con el devenir del tiempo y el abandono de una estructura solidad, critica y garantes de sostenibilidad de principios y valores fundamentales para la sana convivencia entre los hombres. Estamos dando en llamar esta época, la época de la post verdad, es decir, la transformación de mentiras, embustes y falsas imágenes y conceptos, en aparentes verdades que al hacerlas socialmente aceptables, se convierten en verdad para la generación que las vive.


El punto anterior se reafirma cuando nos damos cuenta que en nuestro país, demostrado en los estudios especializados sobre educación – PISA-D – y reportado hace algunos días, el nivel de analfabetismo funcional es tan generalizado en nuestra población que hace de nuestra gente, un pueblo fácil de ser conducido hacia donde mejor convenga a los intereses particulares por  “lobos con piel de ovejas”.


Hoy, iniciare un examen breve y sin pretender ser sustancioso, sí;  si busca poner en perspectiva la forma en que el “periodismo”, otro hora dueño de una altísima reputación y muy próxima a la verdad,  se ha convertido en uno de los aceleradores del proceso de la post verdad con su consecuente y critico impacto en la vida en sociedad.


En primer instancia, el ejercicio del periodístico – con honrosas excepciones -  que data de la segunda parte del siglo XX hasta nuestros días, ayuda a desmantelar ideas tan solidas como la Democracia y la Libertad; conspira en contra del modelo de vida cristiano-occidental y amenaza con terminar con la civilización judeo-cristiana al tiempo que al socializar un estilo de vida egoísta, relativista y hedonista, hace emerger, al menos por el momento, una forma de individualismo desde el ser humano que, amenaza con la existencia misma de la raza humana.


En mi entendimiento, la practica periodística de hoy, necesita como muchas otras áreas de las disciplinas humanistas y sociales, ser revisada para buscar el eslabón perdido de la verdad tal cual y a secas. En todo caso, el periodismo tiene una influencia vital en el proceso educativo de nuestra sociedad y más aun cuando esta, nuestra sociedad, vive carencias sustantivas de capacidades y competencias de lecto-escritura que le hace mas fácil presa del inescrupuloso, perverso y farsante.

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