Luis Crisóstomo - Los inmigrantes y sus circunstancias
Para muchas familias guatemaltecas hay quetzales para dinamizar el desarrollo familiar en educación escolar de las hijas e hijos, compra de bienes inmuebles, compra de vehículos usados en la mayoría de casos, construcción de vivienda, el fomento de adicción a las bebidas o simplemente se diluye ese dinero por el consumo desmedido.
Provocan la emigración de muchos compatriotas el caso de contar con políticas públicas con enfoque monocultural que impone el concepto de desarrollo y las acciones sin criterios de pertinencia cultural entre la población del área rural, especialmente para la población que se identifica con otra cultura que no es la dominante. Estos argumentos y prácticas monoculturales no valoran los conocimientos y la tecnología que hacen posible la sobrevivencia de la población excluida. Así mismo, esta forma de hacer gobierno a través de los servicios públicos con enfoque asimilista, excluyente y discriminatorio hace que la población afectada entre en crisis al no contar con el apoyo del gobierno local, departamental y nacional. El actuar de estos gobiernos no logra captar la presencia, el estilo y los medios de vida y el funcionamiento de las instituciones propias de las culturas ignoradas. Por este desconocimiento, seguimos contando analfabetos, pobres, miserables, desnutridos y excluidos. Por lo tanto, es necesario tener presente que la democracia y la justicia solamente son posibles con la participación y representación de todas las personas y cada uno de los pueblos estimando la visión y las prácticas que tienen para el bienestar colectivo.
En el área rural son consecuencias de la emigración interna y externa la desintegración familiar, la ausencia de amor de padre o de la madre hacia las hijas y los hijos, libertinaje en la etapa de desarrollo crítico de la niñez y de la juventud que lleva a caminos poco aceptables y comunidades locales con presencia de escasos hombres adultos o de la tercera edad con dificultades para atender las condiciones de vida de quienes aún quedan en la comunidad local. Últimamente, en algunos lugares son las mujeres que están asumiendo el control de vida en las comunidades locales, el servicio para mantener cierta armonía entre todos y asumir solas la formación de las hijas y de los hijos. Hay que tener en cuenta que cuando alguien del área rural decide emigrar tiene que pagar cierta cantidad en miles de quetzales que para su obtención tienen que acudir a préstamos, venta de algún terreno o parte de los ahorros de la familia. En este sentido, muchas familias se han quedado sin nada cuando el interesado no logra llegar al lugar de destino.
Es necesario que el Estado planifique y ejecute proyectos de apoyo a los familiares de inmigrantes porque es injusto que quienes generan buen porcentaje para el presupuesto de ingresos del país no cuenten con alguna forma de acompañamiento de las instituciones oficiales que velan por el desarrollo y bienestar de las familias. Tenemos que reconocer que las remesas bajan las tensiones entre autoridades locales y las familias ya que éstas atienden el vacío que provoca la ausencia de los servicios públicos en regiones donde la pobreza y el olvido de la población por parte de las instituciones oficiales son permanentes.
Parte del dinero público se pierde por las prácticas de corrupción en manos de empleados y funcionarios, dinero que debería de servir para llevar desarrollo económico a los lugares más apartados de Guatemala cuyos efectos se pueden concretar en el bienestar de todos limitando así la emigración a otros países.