Cesar Sagastume - El juego a no cumplir obligaciones, pero si..., tener buenos salarios
El débil desempeño de las funciones y competencias de la fuerza laboral del Estado, están en deuda con el pueblo para salir de la pobreza y pobreza extrema
Los distintos entes laborales encargados del desarrollo del Estado; desde los más altos funcionarios, hasta los operativos de cada institución y empresa de la iniciativa privada, pretenden obtener salarios y ganancias, sin lograr con eficiencia cumplir las demandas sociales, en procura de minimizar las amenazas que se ciernen en la inflación de la canasta básica, que vaya de acuerdo con la equidad del coste de la vida, para mantener en equilibrio la economía familiar, pero, es necesario, que todos desarrollen al máximo el desempeño de sus funciones en beneficio del funcionamiento de un Estado que responda a las demandas de los distintos estratos sociales.
Es fundamental que todos los ciudadanos empleados en el Estado y/o iniciativa privada deben dar al máximo de su desempeño para que el engranaje productivo sea de excelencia para que preste al soberano los servicios de seguridad ciudadana, educación, salud para lograr la convivencia ideal para todos.
En los países desarrollados, todo empleado es remunerado por su desempeño en horas trabajo-productividad; quiere decir, que en cada hora de desempeño deberá entregar al máximo los resultados de su fuerza laboral, lo que permite, que cada quien realice sus funciones al máximo y entonces el salario devengado sea congruente con el funcionamiento el engranaje del desarrollo vaya acorde con las exigencias sociales.
Debe ser obligación garantizar el cumplimiento del cien por ciento de las funciones de desempeño, con los valores éticos que se deben formar en el hogar, escuela, universidades, en donde los médicos, abogados, maestros, ingenieros, religiosos formen verdaderos obreros que construyan una sociedad hacendosa, que haga con excelencia su trabajo y deje de hacer a medias, sin prestarse al juego de hacer que el salario asignado sea inversamente proporcional al producto esperado, lo que ha permitido hacer un Estado deficiente que paulatinamente se derrumba.
Al analizar el desempeño de los tres poderes del Estado y evaluamos su funcionamiento, su desempeño tiende a cero, tanto el legislativos, judicial que instituciones internacionales califican de mediocre, no digamos la administración del poder ejecutivo haciéndose inoperante en la ejecución de los recursos asignados en Presupuesto General de la Nación que deben invertir para garantizar el bienestar de los ciudadanos.
En la otra arista del buen desempeños, se puede considera el sector privado, que cuenta con grandes flatulencias para agenciarse de ganancias viciadas en donde su misión es crecer económicamente alimentando a las empresas transnacionales, sacando el mejor provechos de las condiciones de un país consumista, que mantienen los mismos indicadores de pobreza.
Ese juego de trabajar menos y ganar más, nos envuelve en un círculo vicioso de la pobreza y nos condiciona a hacer el juego de gana mas y hacer poco, que al final se manipula culturalmente para edificar barreras pétreas que no permitirán en muchos años salir de la desnutrición, analfabetismo y de la débil capacidad productiva del capital humano que se ha estancado que obliga a mantener el statu quo.