Giovanni Tobar - Sin visa para un sueño.
Más que ese permiso otorgado por un país para que una persona o grupo de estas pueda permanecer temporalmente en él de “forma legal”, la visa para muchos connacionales se traduce como esa posibilidad de salir huyendo de una realidad que les es adversa, sea por condicionantes de pobreza, violencia y/o una larga lista de etcéteras.
Es más que obvio que no es con millonarias campañas mediáticas, ni con sendas amenazas o discursos que la gente dejará de migrar en nuestro país, es con una verdadera apuesta estratégica por las principales fuerzas económicas, políticas y sociales, por hacer acuerdos que redunden en inversiones en el interior de la República que generen empleos dignos y de calidad que permitan que las personas puedan expandir su máximo potencial en su lugar de origen.
Debe dimensionarse que con cada éxodo de connacionales se disgregan familias, comunidades y se fuga del país el potencial de mano de obra tan necesaria para mover las poleas del Desarrollo. Es necesaria la formación de capacidades en materia de producción local de bienes y servicios de calidad para consumo interno y promover su exportación, el país necesita más pequeños y medianos empresarios que grandes funcionarios.
Es necesaria una autentica visión que promueva el Desarrollo en los municipios de Guatemala para evitar que nuestra gente emigre no solo al norte, sino a los barrancos y áreas marginales de la ciudad de Guatemala o cabeceras departamentales, a donde llegan con la esperanza de mejorar sus condiciones de vida actuales, pero donde la mayoría de las veces se topan con la triste situación de empeorar su realidad con una vida llena de precariedades.
Promover el Desarrollo en las áreas rurales de Guatemala es promover la vida y el equilibrio en todos los elementos del conjunto de país. Lo anterior conlleva una visión de Estado para optimizar el uso de los bienes y servicios ambientales, potenciar las capacidades humanas locales y una agresiva campaña para el fomento de inversiones público-privadas de guatemaltecos y extranjeros.
Con los enormes tesoros culturales y naturales que posee el país, no es posible que sigamos con los grandes rezagos sociales como los actuales, por supuesto que el Desarrollo en los Estados no brota del suelo, ni cae como mana del cielo, es producto generalmente de un marco de legalidad y acuerdo entre los grupos dominantes de cualquier país.
Dejemos de ver solo el resultado, los miles de niños que fueron separados de sus familias al intentar ingresar a EEUU es un desgarrador efecto de la falta de oportunidades que hay en el país, hagamos una lectura más profunda y veamos algunas de las causales que nos llevaron hasta este extremo, ese debería ser un ejercicio doloroso pero obligado para todos pero especialmente para aquellos que aspiren a gobernar el país.
Igual de obligado debe ser este ejercicio para las cámaras empresariales y sectores sociales que históricamente han financiado a los partidos políticos y han cogobernado para sí en la búsqueda de privilegios para sus empresas o sectores gremiales, pero olvidando al resto de la población no digamos a la más vulnerable de la sociedad a la que muchas veces invisibilizan.
Más que una política de filantropía o de responsabilidad social empresarial, se necesita de un auténtico compromiso de las élites que gobiernan y cogobiernan en el Estado, un compromiso con el país y su gente, pues aunque se quiera tapar el sol con un dedo, hoy Guatemala se encuentra en la cola de los indicadores sociales del continente.
Más que una embajada, la visa para el sueño de una vida mejor ha sido negada a muchos guatemaltecos, la mayoría de veces por los mismos guatemaltecos, tratemos de ponerle un parche a la historia, la huella seguirá ahí pero puede ser un paso firme para cambiar la dirección de la curva perversa del subdesarrollo en que estamos sumidos.