César Sagastume - Programas Televisivos Olvidaron su Misión
La contaminación maléfica de telenoticieros, telenovelas y programas prostituidos eclipsaron la información ética y moral que ha promovido la cultura, la ciencia y la formación ciudadana.
Los cientos de canales televisivos que promueven las empresas dueñas de los medios de comunicación que permiten informar de los acontecimientos más importantes del planeta, abren el espectro del conocimiento y la ciencia. Es loable ver los programas que nos brindan conocimientos científicos, culturales, históricos, conocimientos de la flora y fauna, consecuencias del deterioro de los ecosistemas y la historia de la humanidad. Este es un medio que se debe aprovechar para ampliar la cultura y educación de las generaciones cuando nos servimos de ellas, hasta ahí podemos calificar de excelente la función social de los medios de comunicación.
Es valioso el aporte del periodismo investigativo que saca a luz la información de las aberraciones hechas por los integrantes de las estructuras criminales y nos permite conocer las redes de estructura de los funcionarios que han saqueado las fuentes financieras del Estado, haciendo componendas entre los que se han elegido para que resguarden los enseres de la nación, por sobre todo para que administren los recursos del Estado, son valiosos aportes de los medios de comunicación.
No se puede concebir que promuevan programa de telenovelas que provoca violencia, las que despiertan estrategias de las estructura de narcotraficantes, de violencia intrafamiliar, de robos millonarios en los Estados, de promover entre los asaltantes estrategias para los ladrones que están a la caza de implementar mecanismos para saciar su sed de violencia, de asaltos y robos descarados en nuestras sociedades.
A muchos de estos medios les interesa informar cantidad de muertos en eventos trágicos, considerando que esa es la misión, no impresionar con la cantidad de los fallecidos, pretendiendo hace la noticia más sensacionalista y ganar audiencia, consideran que llevan la primicia más importante, virilizando infinidad de veces escenas dantescas, provocando terror a la población, queriendo aparentar que ese telenoticiero es más eficientes en la captación de la información que la gente quiere ver y oír, los cuales deben ser controlados moral y culturalmente por algún ente de higiene mental para evitar crear psicosis social.
Últimamente se han dado a la tarea de capitalizar peleas entre jóvenes y adultos, queriendo informar que esa es la más desafiante información que los hace más eficientes, cuando realmente contribuyen en acrecentar la esquizofrenia social. Vale referir a las corrientes psicológicas contemporáneas y modernos, vale recordar la psicología social que fue creada por Carl Jung, discípulo de Freud, quienes formulan la teoría analítica derivada del psicoanálisis; corriente psicológica que nos da aportes epistemológicos de la conducta humana para no caer en la descomposición social en que vivimos.
Dentro del campo de la salud mental de cada individuo y de los grupos sociales, periódicamente se ven afectado con información sensacionalista y roja que destaca actividades maléficas que se divulgan en los medios, dejando de ser formativa para niños y adolescentes, que aún no tienen criterio para diferenciar, después de un análisis, lo bueno y lo malo de los cuadros de violencia y de sexualidad que repiten infinidad de veces para hacer más grande la contaminación de estas lacras del comportamiento humano.
Vale revisar aspectos de la patología de la personalidad y tratar de construir la higiene mental, que conjuntamente con la psiquiatría, la medicina social, la pedagogía, la sociología y la asistencia pública trata de contrarrestar los múltiples peligros que amenazan la salud mental.
Se debe reconocer la importancia de la información por estos medios, pero, debe ser mesurada, sin llegar a los extremos para evitar la psicosis social cuando se exagera en repetir infinidad de veces los mismos entuertos sociales que al final se vuelven como el recordado estimulo-respuesta de Pavlov, que repetido infinidad de veces, hace que se incruste en el subconsciente de la personalidad y en las sociedades. ¡Es urgente que el Estado retome el control de estos extremos de la comunicación social señaladas en esta reflexión!