Una pequeña isla, que se creía imperio por Julio Hernández Estrada
El Reino Unido, en el siglo XVII, inicio un imperio con colonias y protectorados bajo su corona. Sin embargo, esa condición mundial, termino, con la independencia de sus colonias; Estados Unidos de América, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Egipto, Sudán, India, Kenia Tanzania, Rhodesia, Malawi, Sudáfrica, etc. Aunque sumamente rico el Reino Unido, quedo reducido territorialmente a sus islas iniciales. La parafernalia del imperio se ha mantenido, pero sin sustento real. Viven de glorias pasadas, anclados en el pasado. Salir de la Unión Europea, ha sido más una reacción emocional, que real. Actualmente se encuentran como un reino un país zombi, caminando sin rumbo, en un mundo paralelo. La otrora figura poderosa de primer ministro, ha quedado como el hazme reír del país y del mundo. Políticamente no saben como salir del atolladero, tampoco entienden como se metieron en él. La Unión Europea ha sido paciente, con el socio desconcertado y alborotado, pero al mismo tiempo, han sido formales y estrictos en la salida de la unión. No es un juego. Los ingleses tradicionalmente han despreciado a los europeos del continente, y viven de la gloria de la victoria de Waterloo. En el mundo, en la historia del incipiente capitalismo, los ingleses han jugado papeles poco honestos. Vivieron muchos años, robando el oro del Imperio Español, asaltando ciudades de las colonias de España, metiéndose en las islas y entregando tributos a la corona inglesa, con la anuencia de la reina. En pocas palabras, han sido deshonestos en su carrera por ganar dinero, lo que han ganado, a la mala, a pesar de toda la pompa que vive la corona. Los pocos ingleses o británicos que entienden el problema, se espantan al ver el hoyo donde les metieron, y todo parece indicar, que no han encontrado una salida, ni decorosa, ni falsa, ni apropiada. Los políticos, como Theresa May, se ha mostrado incapaz de encontrar una salida rápida,
Brexit, la telenovela “British”, artículo de Paz Zárate, en el periódico El País de España, describe con mucho humor y gran sentido de realidad, la situación. La verdad sea dicha, ningún país europeo puede vivir bien, sin la interconexión de los demás. Los ciudadanos ingleses inundan los fines de semana, Paris Francia, visitando el Museo de Louvre, que es el más visitado del mundo. Desde luego, no hay reciprocidad de los franceses, que odian el inglés y a los británicos. Los alemanes, país poderoso en Europa y causante de las dos guerras mundiales, odian y envidian a los franceses. Les gusta su manera de trabajar, que lo hacen hasta el domingo, pero les encanta el “Chic” francés, que forzaron el idioma alemán, con algunas diaricéis, para que la pronunciación suene a francés. Con amores y odios, la Unión Europea, debería seguir unida, dirimiendo sus diferencias y contradicciones. Los europeos se unieron para sacar a España de la grandeza histórica. Todos en conjunto han disminuido la importancia del Imperio Español, que realmente fue grande y más poderoso que el británico. Pero esto último, es harina para otro artículo.