Platillo cuaresmal con sabor político por César Sagastume

Un momento convulsionado políticamente, el paladar se reciente, pero deja un sabor de confianza, que invita a reinventar el Estado.


El curtido es el arte culinario que se disfruta en cuaresma, la variedad de verduras, cargados de remolacha, Col, cebolla, zanahorias, orégano, laurel, sal, pimienta y vinagre que se homologan con el curtido sociopolítico guatemalteco lleno de problemas como los pleitos limítrofes, pactos de corruptos, narcotráfico, bloqueos, incendios, inseguridad, judicialización de la política y la politización judicial.


Cuando hacemos remembranzas del nacimiento, vida, pasión de la nación, esperamos que tenga esa transición de estado fallido, y que resucite para poder reconstruir mejores condiciones de vida para todos y empezar de nuevo, para conformar mejores generaciones que lleguen a constituirse en una verdadera nación libre, soberana e independiente.


Coloquialmente a esta revuelta política, que convulsiona la época, se le puede llamar curtido de cuaresma, este es un platillo culinario con un sabor especial que se hace acompañar de pescado seco, pacayas envueltas y rodajas del tamalito de masa, que se come en esta época, que coincidentemente se puede considerar, como un ejemplo peyorativo que deja un mal sabor de boca en la vida social, en donde si cambiamos la variedad de verduras por la variedad de problemas socio económicos, y políticos que se viven en la actualidad los tomadores de decisiones que demandan una conversión invitan a la ciudadanía para  interpolar el sabor amargo del comportamiento mezquino con el sabor agradable de la convivencia pacífica y del bienestar ciudadano.


La delicia de un plato de curtido, se llena de colorido con la  remolacha que es la que le da el color rojo y se convierte en un genérico que puede compararse con la corrupción, la Col como los pleitos limítrofes de Alaska, la cebolla como el pacto de corruptos, la zanahoria como el bloqueo de carretera, el orégano, la inseguridad  y el laurel, como la limitación del apoyo de seguridad de  parte de los USA, la sal, pimienta y vinagre como  judicialización de la política y la politización judicial. Servido en el plato de la corrupción y los intereses del enriquecimiento ilícito de los que han cooptado de mal el poder.


En esta época de reflexión y conversión, nos encontramos a las puertas de elegir gobernantes en donde reina la confusión donde la mayoría aparentan ser probos pero ya integran el dudoso gremio de políticos en donde los caudillos y/o dueños de los partidos políticos los convierten en aliados corruptos, faltándoles la sabiduría de apartarse de tan detestable gremio, que debe ser elegida para dirigir los destinos del país que de hecho son partes de pactos perversos.


Al final el pueblo debe de elegir entre una aderezo de con función eligiendo al menos peor, que al final para siendo el peor, bajo el mismo sistema que corrompe la democracia,  pisoteándola a conveniencia de los mercaderes de la política.


En este plato combinado de sabores hay tres opciones para evitar el secuestro de la democracia a) Que participen todos, haciendo caso omiso a toda la jararacá que hicieron con la ley electoral y de partidos políticos, aceptando desde  los tránsfugas, a los pendiente de resolver problemas jurídicos, financiamiento electoral ilícito, contratistas del estado. b) Eliminar a todos los candidatos con tachas, y c) Votar nulo, para dar una lección de desacuerdo con la grey política, donde el pueblo manifieste no contar con elegibles idóneos,  y exigir corregir la plana, haciendo propuesta de candidatos dignos y probos, cuya tarea es recrear un Estado prometedor.

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