Cómo salir de la oscuridad por Cristóbal Pérez-Jerez

En las elecciones de medio año del 2019, Guatemala volverá a repetir la historia. Es de los pocos países que la repiten, no dos veces, como tragedia y como comedia. Sino siempre como una copia de la oscuridad. En Guatemala se cumplen para la eternidad los pronósticos más terribles del Dante, “…A mitad del camino de la vida,/ en una selva oscura me encontraba/ porque mi ruta había extraviado.” Encontraremos la ruta perdida, recuperaremos la confianza en la nación, en la equidad, la solidaridad y la democracia. O seguiremos siendo rehenes del atraso, la confrontación y la desilusión. Es algo incierto, veremos qué nos trae el 19 de junio.


Por lo pronto la prensa internacional, no tiene esperanzas. Por ejemplo, la analista Elisabeth Malkin, del New York Times dice (https://www.nytimes.com/es/2019/05/19/cicig-guatemala-elecciones/?te=1&nl=boletin&emc=edit_bn_20190520 ), “…varios integrantes de la élite política de Guatemala, que alguna vez fueron intocables pero hoy están encerrados en las barracas de una base militar, preparan su regreso al poder.” Por otro lado, algunos analistas consideran que es muy complicado para un país en que la discriminación racial, de género y de todo tipo de prejuicios que son la base de su existencia, acceda a la democracia. El sueño iluso de la izquierda era derrotar con estudiantes y sindicalistas sin experiencia a un ejército bien entrenado y capacitado. La idea era barrer al ejército opresor y construir una utopía. La idea del contrincante era aniquilar la esencia del otro grupo a sangre y fuego.


Con esas bases el odio y el resentimiento nacional son imposibles de reducirse. Pero la esperanza no se pierde. Hay talento, existen sentimientos nobles que pudieran dar un giro y permitir una Guatemala mejor.


Según la prensa mencionada los “…expresidentes, ministros, diputados, jueces y empresarios encarcelados gracias a una lucha de años contra sobornos e impunidad pasan las horas muertas haciendo jardinería, afinando guitarras, estudiando inglés, cocinando para visitantes dominicales… y alistando una campaña para poner fin a las investigaciones anticorrupción que los llevaron a prisión.” El resto de ciudadanos no podemos imaginar que el futuro del país, que se pone en juego en las elecciones de junio, se restrinja a tan mezquino interés. La mayoría nos encantaría que la discusión fuera sobre la construcción de un sistema educativo que permita que el 95% de la población esté alfabetizada, que el 75% termine la secundaria, que el 20% llegue a la universidad y que el 30% sepa otros idiomas.


La CICIG tiene sus días contados. Terminará su vida en setiembre. El fondo de la cuestión es si sobrevivirá la lucha por construir un Estado de derecho o sí por el contrario el uso de la violencia fratricida seguirá siendo el único camino al abismo. Ojalá la lucha no fuera por el triunfo del sistema organizado en torno a la corrupción o por el contrario la continuidad del esclarecimiento de las redes corruptas. Sería mejor una estrategia por construir una Guatemala democrática, protectora del medio ambiente y progresista.


Podrá Guatemala superar su destino e iniciar una nueva historia. Dejará atrás el capitalismo feudal para convertirse en una nación liberal moderna (capitalismo y democracia).


Lo que menciona la prensa internacional es que la CICIG es una muestra clara de la debilidad del Estado nacional. Cuando un país necesita que Naciones Unidas le imponga un sistema judicial para esclarecer el crimen institucional, es que ese país está en bancarrota. Se menciona en el NYT, que “…desde que fue establecida hace doce años, la comisión ha procesado más de cien casos y ha presentado cargos contra unas setecientas personas involucradas en más de sesenta redes criminales”. La idea sería continuar la limpieza de la nación para convertir a Guatemala en un país digno de ser desarrollado.


No es bueno ser un modelo de país en bancarrota, pero se menciona que Honduras, El Salvador y Ecuador quieren copiar el modelo chapín.


A veces la ficción es mejor que la realidad. El último capítulo de Juego de tronos parecía una parodia del caso guatemalteco. Marina Franco, otra analista del NYT, casi nos dice, la elección de junio no terminará como un estallido sino como una puñalada. https://www.nytimes.com/es/2019/05/19/juego-de-tronos-capitulo-final/?te=1&nl=boletin&emc=edit_bn_20190520. Como la fantasía de George R.R. Martin, las elecciones de junio serán seguidas por millones de guatemaltecos y extranjeros. Todos quisiéramos creer en milagros y que la elección nacional sea como el final de las confrontaciones de juego de tronos y nos deje una república institucionalizada y con el inicio de una nueva cultura. No de discriminación, traiciones y corrupción, sino de equidad y solidaridad.

upload.jpg
Ignacio EspañaComentario