¡AHORA LE TOCA AL PUEBLO! por César Sagastume

Vuelve el ciclo electoral donde el pueblo decide, eligiendo autoridades, es la hora de no  fallar, si se equivoca es cómplice de vivir cuatro años de pobreza y oscurantismo.


Al cumplir el mandato democrático, de elegir y ser electo, en donde el protagonista principal es el pueblo, cuya responsabilidad es acudir a las urnas a depositar su voto para  elegir libremente a sus autoridades, como un ejercicio ideal, en donde cada ciudadano debe tener la madurez, conciencia, transparencia y responsabilidad, para elegir a las autoridades que serán responsables de hacer buen uso de los recursos naturales, humanos y financieros y cumplir con la obligación de prestar servicios de calidad a la población que tenga como fin supremo, mejorar las condiciones de vida de todos, sin discriminación alguna.

La historia sentencia que la libertad para elegir autoridades en los procesos electores, en nuestro caso, han sido amañada por los poderosos, desde el momento de manejar a su antojo a la ciudadanía analfabeta, a un porcentaje significativo de habitantes, con baja escolaridad y aprendizajes alienantes para mantener el statu quo de la ignorancia de la población, limitando la libertad de pensar, razonar y ser reflexivos al momento  de tomar conciencia al emite el sufragio para elegir a los más aptos e idóneas para dirigir  los destinos del Estado.


Desde antes de la llamada época democrática, los déspotas, tiranos y gobiernos de factos, que abusaron de la soberana voluntad del pueblo, con excepción del revolucionario Gobierno del Dr. Juan José Arévalo, y Jacobo Arbenz Guzmán; antes y después de ellos, se han venido realizando elecciones fraudulentas, eligiendo  por no decir designando gobiernos por la elite y las fuerzas externas que han manipulado los destinos de una nación libre soberana e independiente.


Al llegar la época de la democracia en donde se le da potestad al Tribunal Supremo Electoral, que en su génesis, se consideró que sería la solución para evitar el manejo subyacente de la elección fraudulenta de los gobernantes, dejando al margen los negocios espurios de las riquezas del Estado y se convirtiera en nido de la corrupción y el narcotráfico, cooptando los poderes considerados pesos y contrapesos de la democracia, manipulando procesos de honestidad y transparencia cada cuatro años, como los delatan los entes judiciales previo a tan importante evento electoral, “en donde al pueblo le toca” ser el protagonista decisorio para nombrar  a sus autoridades.


Al paso de las décadas de los 80, hasta las dos últimas décadas del siglo XXI, han secuestrado esa libertad, que da la democracia, convirtiéndolo en un ejercicio  en donde todos los caudillo de hoy, manejan a su antojo al pueblo para lograr alcanzar el poder, amén de sus intereses personales.  Sin olvidar que la pobreza, el hambre, la necesitad de un trabajo, hace que el pueblo, también maneje sus intereses para emitir el voto, olvidándose que el voto se ejerce para elegir a los que son probos, académicos, visionarios, filántropos, honestos transparentes y no a los narcos, mafiosos, corruptos, miembros de organizaciones criminales y los que dan hoy para aprovecharse mañana.


Las opciones para elegir, unas de izquierdo, del centro y otras de derecha pero todas en contubernio, siempre de los mismos que preparan las trincas a su conveniencia, no olvidemos que LA LEY le otorga al pueblo de darle validez del VOTO NULO, que por algo está; normativa que le otorga al soberano, el derecho de sentar un precedente ejemplar, ante  tan confusa oferta de políticos perversos y salpicados de corrupción, que ponen en duda la honorabilidad de todos, siendo este, el momento de dar una  lección, para que reflexionen y se conviertan para servir con excelencia a la primaveral Guatemala. 

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Ignacio EspañaComentario