Cristóbal Pérez-Jerez - La tempestad del déficit fiscal
"Se oye un fragor de tormenta, con rayos y truenos.” Cuando todos esperaban que los centroamericanos festejaran unidos los 200 años de independencia, un fantasma recorre la cordillera montañosa de la región y deja sin aliento a los famélicos habitantes de estas remotas tierras de sol, tormentas y temblores. Es el fantasma del déficit fiscal.
En esta región de la Tierra, llamada Centroamérica, conviven geográficamente 12 Estados. Históricamente, 5 (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua). De ellos tres tienen los peores indicadores de desarrollo social de América y del mundo, uno roza esos malos indicadores y uno, muy especial, tiene indicadores sociales de primer mundo.
Cuando todo parecía color de rosa, y todos los sectores de la región preparaban las fiestas para celebrar la “independencia”, ha surgido una repentina sacudida social. Los recursos financieros no alcanzan para financiar las funciones sociales básicas de los Estados, menos para preparar lujosas fiestas con invitados de lujo.
Costa Rica, el ejemplo de paz, estabilidad y convivencia pacífica, sorpresivamente, se incorporado al desorden y la confrontación social. Hasta el punto que el gobierno costarricense pareciera no tener suficientes fondos para terminar el fin de año de su gestión. Los prestamistas de dinero para financiar el déficit y sostener el gasto público han cerrado las billeteras y no quieren financiar un gobierno con un déficit fiscal en crecimiento insostenible.
De tal suerte que el gobierno, sin dinero, sin esperanzas de vender sus bonos ha vuelto la mirada hacia su prestamista de última instancia. El banco central. El banco central en general se niega a conceder créditos al gobierno central por los riesgos de inflación acelerada, devaluaciones onerosas y crecimientos en las tasas de interés paralizantes. Solo en caso de incendio el banco central acepta conceder estos créditos. Que se bautizan con el pomposo nombre de “bonos del tesoro”, precisamente donde no hay tesoro.
Qué dice el banco central …de conformidad con lo que autoriza la legislación costarricense, el Banco Central acordó, este martes 25 de setiembre de 2018, la adquisición de Letras del Tesoro, emitidas por el Ministerio de Hacienda, por un monto de ¢498.859 millones. …estas letras son un instrumento de financiamiento temporal y extraordinario del Banco Central al Ministerio de Hacienda. El banco central se cuida en salud y menciona “Por su naturaleza temporal, el uso de este instrumento no conlleva un impacto inflacionario. De todas formas, el Banco Central continuará orientando su política monetaria y su programación financiera hacia la consecución de su meta de inflación en el mediano plazo.” Esta afirmación puede ser falsa o verdadera. Solo la historia lo dirá. Lo interesante es que esta historia durará solo tres meses. Ya en enero sabremos la respuesta.
La verdad asoma la nariz, el banco dice que “La emisión de Letras del Tesoro permitirá al Gobierno financiarse en forma ordenada en los siguientes meses, y reducir la presión que ejerce y ha venido ejerciendo sobre el mercado financiero y las tasas de interés.” Tenemos que comentar que financiarse ordenadamente un gobierno solo significa endeudarse para invertir. Endeudarse para consumo no es ordenado. Así que el horizonte es gris. Es decir, el sistema financiero seguirá siendo “presionado” o mejor dicho al revés, el sistema financiero quiere seguir haciendo clavos de oro, con la deuda del gobierno, pero quiere garantizarse el pago. De lo contrario cobrará con devaluaciones e inflación. El pueblo, como siempre, pagará el pato.
Sin rubor el banco dice: “Claro está que la emisión de Letras del Tesoro es solo un mecanismo para financiar el creciente déficit fiscal. Para dar una solución firme y permanente a ese desequilibrio se requiere la aprobación, en forma integral y oportuna, del Proyecto de Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, aunada a la implementación de las medidas administrativas de contención del gasto público y reducción de la evasión anunciadas por el Ministerio de Hacienda.”
Casi como Shakeaspeare, el presidente le dijo al ministro “¡Amigo, llama al banco central! ¡Date prisa o encallamos! ¡Corre, corre!”
Aunque el problema fiscal se ha convertido en el centro del debate de la política económica en las últimas décadas. Los académicos y los políticos encontramos enormes dificultades para comprender su esencia y generar acciones para orientarlo en forma equilibrada hacia el bien de la sociedad y la naturaleza. Es por esa razón que se necesita continuar indagando qué es el déficit fiscal, cuáles son sus componentes, como gerenciar sus elementos fundamentales y cómo la sociedad puede ejercer una dinámica integradora de los temas fiscales para alcanzar el desarrollo sostenible.
Las finanzas públicas están en la base del desarrollo económico-social de un país. Generan estrategias para el uso de los recursos escasos de la nación y provocan un impacto en los sistemas de financiamiento y organización de los procesos de funcionamiento de la nación. Conjuntamente con las políticas monetarias, comerciales y cambiarias influyen sobre el resto de variables macroeconómicas fundamentales. Tienen un impacto en la situación internacional de un país, tanto sobre la balanza de pagos, la acumulación de deuda externa e interna, y, también afectan los procesos inflacionarios e influyen en las tasas de interés.