Luis Javier Crisóstomo - Ocasiones para aprender

En cualquier pueblo se presentan crisis motivos de preocupación para la población en general y de manera especial a la ciudadanía por ser parte de procesos políticos participativos. Hay decisiones que pueden venir de mandatarios del más alto nivel de las estructuras del poder público, de las acciones de diputados desde el Congreso, de las decisiones de algunos  gobernadores de las provincias o de las ocurrencias de algún director de determinado servicio público. En Guatemala, pasito a pasito la ciudadanía ha aprendido a pedir la palabra y plantear su pensamiento y su demanda cuando algo no camina bien. Los guatemaltecos de hoy aportan para tener el país que anhelan.

Mucho descontento viene de la forma de cómo se administra la justicia, o acerca de cómo los alcaldes hacen entrega del apoyo que llega de algún ministerio dedicado al fomento de la dependencia. La insatisfacción de la población por el abandono en que se encuentran los servicios públicos de su entorno inmediato. Recuerden que trabajar con los pueblos necesita de buen juicio, cordura, sabiduría, conocimiento de la realidad, estar consciente de la diversidad de interpretaciones que puede haber sobre un mismo hecho. El desarrollo se entiende y se aplica de varias maneras, la democracia no tiene la misma práctica en el mundo, la pobreza es sufrimiento para muchos y oportunidad para algunos.  Pero hay hechos que se entienden puntualmente desde varios grupos, por ejemplo hacer algo que lastima a todos.

En cada crisis todo mundo se entera de alguna manera acerca de lo que está aconteciendo, los motivos que originaron y quiénes son los actores involucrados, para algunos la noticia llega tal como es, para otros de manera distorsionada, en algunos casos son momentos aprovechados por personas que mueven lo que está a su alcance para su beneficio. En fin todo entra en juego y por lo mismo pocas veces se sabe dónde puede terminar una crisis provocada. Se puede avanzar, estancar o retroceder la práctica de la justicia y de la democracia.  Salir de las crisis necesita de verdadero  diálogo donde todos deben aportar alternativas de solución.

Varias crisis se originan por decisiones que no responden al sentir de las mayorías, afectan a los que siempre han sufrido, a los que sobreviven con dos o tres quetzales diarios, que no conocen la escuela, que nunca han puesto un pie en los tribunales para ventilar sus conflictos, que no conocen donde queda el hospital nacional porque está muy lejos. En fin, cuando las decisiones tomadas protegen intereses de pocas personas o de quienes siempre han estado aprovechándose del poder, pues el pueblo reflexiona y toma la palabra.

Hay decisiones y acciones que tienen la intención de corregir hechos y actitudes que mantienen a los pueblos sin oportunidades de acceso a los servicios públicos, por ejemplo cuando no se aprueba presupuesto para invertir en educación, salud, justicia y la transformación de las condiciones que mantienen a los pueblos en pobreza y miseria.

Una decisión que provoca crisis mueve los hilos invisibles de la economía, de la política, de la cultura, a distintos niveles, por lo que es de imaginar que se sabe dónde comienza pero no se sabe con certeza dónde terminará. Con los efectos de la crisis, la población conecta el pasado con el presente y se imagina un futuro que puede ser de sufrimiento, más pobreza y más violencia. Así que todos a buscar el diálogo y las propuestas para construir el país que deseamos. Los hechos políticos y las coyunturas  son espacios para el aprendizaje y consolidación del ejercicio ciudadano.

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