Educación para la sumisión por Luis Javier Crisóstomo

La educación escolar, conocida y vivida por algún porcentaje de la población, se caracteriza hoy día por mantener el espíritu y práctica de la época colonial debido a que el conjunto de conocimientos que allí se estudian y se repiten de memoria vienen de la cultura dominante que limita el estudio de otras visiones acerca de la vida y del entorno.  Esta educación forma a los habitantes de que todo lo que se hace en economía y en política debe seguir porque favorece a los que idearon y crearon el estado de cosas vigente. Es limitado el cuestionamiento, la crítica y los intentos de transformación hacia una educación que forme a los ciudadanos del futuro mediato.

En cuanto al tema administrativo y técnico de la educación, sigue haciendo lo que ha sido, limitar la formación cívica y política de la niñez desde la escuela. Pero el hecho de educar para la democracia exige el análisis de la actuación de líderes, de trabajadores públicos  y el desempeño de funcionarios del más alto nivel. Las actitudes antidemocráticas, el apoderarse indebidamente de recursos públicos aprovechándose del puesto que se desempeña, el uso de la fuerza pública solamente para detener y defender el poder, el encarcelamiento y desaparición de líderes son hechos que en la escuela se deben estudiar para que no vuelvan a repetirse en el futuro. En países donde el derecho a disentir no es permitido, donde la democracia solo es un cuento, donde el señalamiento de hechos de corrupción no constituye problema, entonces la educación y su administración orientan para tener una ciudadanía sumisa.

En contextos donde las autoridades se consideran intocables, la educación no debe formar ciudadanos para la oposición porque cuestiona al orden establecido por grupos que detentan el poder, con probabilidades de formar conciencia ciudadana para reaccionar en contra de la opresión y la explotación, tener oportunidades de crear alternativas para la liberación de los pueblos o introducir otros modelos económicos con posibilidades de llevar desarrollo y bienestar a toda la población. Además, una población con educación crítica y constructiva debe exigir el derecho a ser informado y el derecho a la emisión del pensamiento.

Todos somos iguales, dicen muchos.  Es un planteamiento que ha servido en educación para imponer valores, conocimientos y estructuras organizativas que ignoran y desplazan los que pertenecen a otros pueblos en desventaja. Para esto ha servido la escuela que desarrolla currículum con enfoque universal en todos los niveles empeorando la vida a los pueblos excluidos.

Prohibido cuestionar y estudiar la oligarquía.  Este es un tema que pocas veces o nunca se aborda en la educación escolar. El estudio de la historia solamente se refiere a hechos que corresponden a otros pueblos, la memorización de algunas fechas del nacimiento de personajes de cierta importancia y la conmemoración de acontecimientos que siguen abonando a la sumisión de los pueblos. Poco o nada se estudian los hechos políticos y económicos que han influido en el estado de la situación como el caso de la discriminación y el racismo en la estructura y en los servicios del Estado.

Es de señalar que la educación ha sido uno de los medios efectivos para la alienación de las personas ya que facilita el dejar de ser y fomenta la vergüenza de sí mismo hasta reconocer por parte de algunos que es mejor el intento de pasar a otra cultura o pueblo. Ya es tiempo de acompañar y asumir responsablemente la transformación que necesita la educación en beneficio de condiciones de vida de las generaciones futuras.