Los demonios de la Postmodernidad por Julio Hernández Estrada
Cada época, lugar y grupo, tiene sus demonios. Al menos, los fabrican, para adorar una idea, o asustar a los feligreses y seguidores. En economía, la postmodernidad, creo dioses, como el crecimiento económico. Una idea capaz de generar adoración sin explicación. Crecimiento en forma automática, para siempre. Sin embargo, la crisis actual, contradice la adoración de esa idea. Algo paso a los economistas, que tradicionalmente, se han dedicado a explicar fenómenos económicos. En otros casos, más acertados, ha dedicado su vida a realizar pronósticos económicos. Ahora, ni una cosa ni otra. ¿Qué pasa? Nadie sabe. Existen especulaciones, sobre el silencio de teóricos y académicos de la economía. Según el Banco Mundial, las proyecciones del crecimiento mundial bajarán al 2.9% en 2019. El comercio internacional, gracias a la jerga de Donald Trump, así como las inversiones, ha disminuido. La recuperación es débil, más de lo esperado. El crecimiento económico automático y para siempre, se convirtió de Dios de la postmodernidad, en demonio, en bestia, en azote de la humanidad. Al menos, por ahora. ¿Y las teorías económicas relevantes? Las teorías siguen siendo teorías. Desde luego, hace falta actualizar supuestos, enriquecer con nuevos elementos la teoría económica. Por parte de economistas postmodernos, se requiere más análisis, más pensamiento crítico, renovación de la academia, enseñanzas modernas, etc.
Los ídolos de la postmodernidad, abarcan más áreas, además de la economía, como el supuesto combate al paganismo religioso. Sin embargo, en plena postmodernidad, han sucedido recaídas del paganismo, se ha exacerbado el paganismo en varias áreas del mundo, llevando el fanatismo a guerras innecesarias, de baja intensidad, y desde luego absurdas. Por otro lado, el poco crecimiento económico acumulado, ha mejorado la vida de muchos hogares, especialmente en Estados Unidos de América, Europa y algunos lugares de Asía, como India, China, Japón, Corea del Sur, Tailandia, etc. Mayor nivel de ingreso, educación y salud, ha bajado el hambre, la desnutrición, aumentado el sobre peso y la obesidad, pero también ha disminuido enormemente, los porcentajes de habitantes que no profesan una religión, al menos eso declaran en las encuestas, llegando las cifras a más del noventa por ciento de personas que no están afiliadas a ninguna iglesia, de cualquier denominación; especialmente en países escandinavos, como Noruega, Suecia o Dinamarca. Incluso, Francia, un país eminentemente católico en otros tiempos, defienden la laicidad de la vida pública. Es una conquista de la humanidad, de la revolución francesa que permitió el desarrollo de las ciencias y el avance y progreso de la humanidad. En cambio, en países como Guatemala, donde en la constitución de la república, establece la laicidad, pero no se cumple en el diario vivir. El atraso es notorio en casi todas las áreas de la vida pública. En México, a pesar del surgimiento de la extrema derecha y grupos religiosos, principalmente católicos, está prohibido que los sacerdotes vistan de religiosos en la vía pública, y las iglesias siguen siendo patrimonio del Estado, se iza la bandera y se utilizan para otros menesteres, como conciertos, conferencias, etc. Los dioses de la postmodernidad, se han desprestigiado, han perdido efectividad y fortaleza, han quedado únicamente, los demonios.