Julio Hernández Estrada - Las palabras seducen, perturban, confunden y enloquecen

Donald Trump dice a Irán; “Nunca más vuelvas a amenazar a Estados Unidos de América, porque pagarás las consecuencias”. ¿Por qué dice eso? La respuesta no es real, ni veraz. Trump esta hablando para los votantes de noviembre, que gustan de escuchar vociferar a su presidente de esta manera.

A quién guste de leer textual, las palabras de Trump confunden, inspiran miedo, temor e incertidumbre. Quienes conozcan a Donald Trump, saben que son fake news. Personas relacionadas con la política y la academia, ponen en contexto las palabras, buscan significados, interpretan el contexto y el momento político. Donald Trump, esta en campaña para las elecciones de medio término, en noviembre de este año. Su voto duro, anglosajones, de clase media, obreros, fundamentalistas, racistas, machistas, gustan de las expresiones de declaraciones de guerra a países en desarrollo, de otras costumbres y religiones. Los Estados Unidos de América, utiliza el recurso de la guerra, del fervor patriótico, de unidad nacional contra agresiones extranjeras (Que no las hay), inventa historias y tretas para empezar guerras con motivos inexistentes; toca los clarines de guerra, enlista a sus conciudadanos, pero envía al frente a negros y latinos.

En ese maremágnum de problemas internos y externos, en que se ha metido Donald Trump, enredado en su propia madeja. No sabe como salir, y se enreda cada más. Vocifera, inventa, miente, acusa, amenaza a todos. Solo él tiene la verdad, su verdad, válida en su mundo, en un mundo paralelo. Donald Trump, es un presidente que no lee, no medita, no reflexiona, no es capaz de mantener la atención por más de diez minutos. No escucha a sus asesores, no respeta las instituciones democráticas del país. Es un presidente que no es de fiar, que traiciona a su propia nación, su constitución, leyes e instituciones. No sigue protocolos de ninguna naturaleza, que gusta del sexo rápido, prohibido, perverso, que toma coca cola, come hamburguesas encerrado en su habitación, y se delita con su postre favorito; pie de manzana con helado de vainilla. En pocas palabras, es un típico estadounidense, ignorante, dueño de un  mundo imaginario.

En poco tiempo, Donald Trump, olvido su “exitosa” cumbre en Singapur, con Kim. Su salida violenta y sin reflexión del Acuerdo Nuclear con Irán, le está sirviendo como arenga política para ganar votos de medio término en noviembre próximo. Con la OTAN y la Unión Europea, barrio, para quedar bien con Vladimir Putin, y llegar como aliado y gran admirador del presidente ruso, cuando en la historia contemporánea, Rusia y Estados Unidos de América, han sido rivales enfrentados en distintos lugares de la tierra, y desde luego, ideológicamente. En ese sentido, Donald Trump no representa los intereses de su país, sólo los suyos. Este empecinado en construir una torre Trump en Moscú, Rusia. Quiere asegurar que Rusia no aparezca como actor principal en la trama rusa, que le llevo a la presidencia. ¿A cambio de qué? Solo Vladimir Putin sabe.

Como dice la canción italiana; “Parolas, parolas, parolas, sólo parolas”; palabras, palabras, palabras, sólo palabras. ¿Y que pasa con Venezuela, Nicaragua, Haití? Nada, no se ha pronunciado. No le alcanzara la vida, para desfacer entuertos.

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