Relaciones de pareja, en un mundo líquido por Julio Hernández Estrada

La postmodernidad, se tiñe de liquidez, en todo tipo de relaciones. Eso significa, que nada es para siempre, nada se sostiene un tiempo prudentemente largo. Lo que no sirve se desecha, en lugar de componerse. Todo esta diseñado para el corto plazo. Al menor intento de disfuncionalidad, las parejas se disuelven, desdibujan, desaparecen. Nadie aguanta más de tres peleas conyugales, seguidas. La separación estricta entre cosas bellas y basura, es tajante. Pero Platón, Aristóteles, Sócrates desde luego hace más de 2,000 años, se percataron que todo viene junto. Si aceptas el aroma de las rosas, tiene que aprender a convivir con las espinas, a no pincharte. Si te gusta refrescarte en las aguas de un río cristalino, tienes que aprender y aceptar que debes nadar, para no morir ahogado, en el intento. Si te enamoras de una persona, tienes que aprender a manejar el concepto de “Cruda” realidad, aceptar el todo. Las cosas buenas y malas de una persona. Vivir significa vivir como los alcohólicos anónimos, un día a la vez, en casas extremos, una hora a la vez. Se tiene que vivir con el todo; los buenos y malos momentos. Todo, es parte de la vida. No hay vida posible, llena exclusivamente, de buenos momentos. Sin embargo, si se puede ser práctico, y evitar desavenencias de pareja. En general, saber filosofía, es mejor que vivir sin ella. Aplicarla, es aún mejor. Tomar la vida con filosofía, permite dejar pasar las cosas pequeñas, sin morir ahogado en un vaso de agua. De lo contrario, iría uno por la vida, de pareja en pareja, desdichado, sin encontrar los pequeños momentos de felicidad, maldiciendo la vida, y amargando la existencia propia y de las personas que lo rodean.

Para empezar, conocer y aceptar que hombres y mujeres son diferentes, no sólo físicamente, sino emocionalmente. Pero principalmente, evolutivamente. Desde que los humanos poblaron la tierra, la evolución de cada sexo, tomo caminos divergentes, por razones de sobrevivencia y especialización. Hoy día, la mayoría de mujeres son universitarias, con varios postgrados, pero en esencia, siguen siendo las mismas, producto de la evolución de millones de años. De igual manera, los hombres, les tomo millones de años para evolucionar a lo que son, aunque vivan cada día, de traje, corbata y manejen autos lujosos, coman en restaurantes sofisticados. En esencia, somos humanos primitivos. Por ejemplo, el ojo del hombre, evolucionó, para ver y distinguir de lejos, las presas e ir por ellas. Las mujeres, en cambio, poseen una vista periférica. Sin voltear, ven el panorama completo, para de una sola mirada, percatarse de sus crías, los perros, animales domésticos, y posibles peligros, alrededor de la cueva y huerto. Esto se traduce, que, en una fiesta, las parejas tienen diferencias evolutivas, que los lleva al conflicto. La mujer no necesita voltear a ver a la mujer que entra a la fiesta. El hombre en cambio, necesita mover su cabeza para ver a la nueva invitada, y focalizar su mirada en las partes de atractivo sexual, como las nalgas de las hembras. No pasa nada, es sólo reminiscencias evolutivas. No es falta de respeto, ni lujuria, ni propuestas abiertas. Somos producto de la evolución.

upload.jpg
SaludIgnacio EspañaComentario