Celos, ese demonio que todos llevábamos dentro por Julio Hernández Estrada

Ayer por la madrugada, un joven asesino a su expareja, luego, se suicidó. Dejo conmocionado al pueblo. Hoy, todo paso. Solo los recuerdos quedan. Si se hubieran esperado, un día más, estarían vivos. ¿Por qué ese odio que nace del amor? Los celos, constituyen una locura temporal. Cualquier persona es capaz de los peores crímenes pasionales. Incluso, el código penal italiano, justifica al varón, con un crimen pasional, porque necesita restituir su honra. El Periódico “Nuestro Diario”, un diario gráfico, pone fotos de accidentes y crímenes pasionales, todos los días del año. Es el diario de mayor circulación en el país. No es porque Guatemala sea un país en desarrollo, pobre y analfabeto. Sino porque así es la condición humana. En Londres, Inglaterra, existe un diario gráfico, similar, al igual que en Estados Unidos de América. Seguramente, cada nación tiene su expresión gráfica impresa, que vende cantidades grandes, a lectores en busca de amarillismo y morbo, con fotos de personas ahorcadas, con la lengua de fuera, o sangre en cantidades mayúsculas, con una persona fallecida sobre ella. Muertes por celos, ocurren todos los días, en todo el mundo. No hay país que haya superado y amarrado esos demonios. Los celos son normales, en pequeñas dosis, incluso son necesarios para revitalizar una relación, apreciar nuevamente a la pareja, ante una posible pérdida, por el deseo de otra persona. Desafortunadamente, los celos se salen de cauce, de control, y la persona enloquece, y destruye a su amada, y en muchos casos, al amante de la ex. Por eso dicen los expertos; amar es sufrir. Buda desarrollo toda su vida, caminos para evitar el sufrimiento. Tampoco no amar, ni enamorarse, son caminos para evitar el sufrimiento, el mal de amores. Las relaciones emocionales son complejas, se mezclan muchas variables, como el machismo, el placer, el ego, la presunción, la exclusividad, la fidelidad, la ilusión del amor eterno, las promesas de la boda, los hijos, los deseos, la autoestima, etc.

Vivimos en una sociedad donde lo prohibido, se vuelve atractivo. En tiempos bíblicos se decía, “La hierba del vecino, luce más verde”. En los diez mandamientos de Moisés, dice uno de ellos; ¡No desearas a la mujer de tu prójimo! La cuenta del cristianismo, el nacimiento de Cristo, tiene 2019 años de antigüedad, y no han erradicado el deseo por la mujer del prójimo. Todo empieza por miradas pecaminosas, pecar de pensamiento, luego de acción. Vivir en sociedad, en comunidad, es imponer, construir leyes, normas de conducta, para vivir en armonía. Al violar leyes, se le puede juzgar a una persona, sentenciar y luego encarcelar. De todos modos, las penas por infidelidad, no son grandes, sólo las de violación, sexo violento, obligado. En la época de los griegos clásicos, se castigaba con el destierro, se enviaba a los infractores a otra ciudad, alejada, por un periodo mínimo de 20 años, a otros, de por vida. Donald Trump, que ha violado todas las normas de conducta presidencial y personal, en materia sexual, no se le ha podido castigar, pero la exposición pública de sus pecados y perversiones, ha permitido evitar y disminuir sus arrebatos hormonales y de conducta social.

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Ignacio EspañaComentario