Las rutas, carreteras y vías de la ciudad, escenario de tragedias por César Sagastume

La falta de señalización y educación vial, debilidad en aplicar la ley de tránsito y la irresponsabilidad de los pilotos, provocan la muerte de muchos.

El crecimiento vehicular se da exponencialmente, y tiene correlación con la cantidad de accidentes viales en los cuatro puntos cardinales del país, que a diario el desplegado mediático de prensa, radio, televisión y ahora por las redes sociales, agobian a la población hasta causar psicosis en la ciudadanía, que complica cada vez el comportamiento social, vulnerando la tranquilidad de la conducta humana para la convivencia de paz.

Una de las causas de estos acontecimientos trágicos, es la falta de señalización obligatoria de la estructura vial, que en la mayoría de las rutas carecen de tan importante elemento para garantizar la vida de los que hacen uso de los medios de transporte, careciendo desde la línea central que divide las dos vías, hasta las líneas que señalan la orillas de la cinta asfáltica, para conocer el límite entre la carretera y las cunetas.

Las bardas ubicadas en las curvas peligrosas las han derribado, otras se encuentran retorcidas a causa de haber cumplido su función de evitar accidentes fatales, sin que haya una institución que les de mantenimiento para seguir siendo útiles; la pregunta es ¿Que función tiene PROVIAL, COVIAL, en la prevención de esto eventos fatales? PROVIAL se dedica únicamente a dar aviso de lo sucedido o de los atascos y COVIAL se da la tarea de recoger la basura y chapear la maleza que crece a la orilla de la carretera. Se hace necesario con urgencia que estas instituciones y la Dirección General de Caminos rectora de esta responsabilidad, cumplan con dar mantenimiento y hacer una señalización vial eficiente.

Las normas de tránsito vigentes son puntuales para prevenir este tiempo de acontecimientos en las carreteras y en las calles y avenidas de las ciudades, pero lamentablemente no las aplica, dejando al margen las leyes de tránsito, evadiendo tal responsabilidad, haciéndose cómplice de eventos trágicos, que dejan pérdidas materiales, económicas y humanas que pueden evitar.

Reiteradamente se ven circulando vehículos sobrecargados, con volúmenes de carga que no cumplen con las leyes de la física, sin señales de luces reglamentadas, modelos de vehículos que ya son chatarra y que siguen circulando (llantas lisas, motoristas sin protección, vehículos estacionados en lugares prohibidos, rebasando en curva, abusando de la velocidad, chateando o hablando por celular, sin que exista autoridad alguna que ponga orden a tantas arbitrariedades.

La otra causa de accidentes, es la falta de educación vial de los peatones, que no dimensionan el peligro a que se exponen, atravesando vías en donde hay pasarelas, sin prevención alguna, niños expuesto en las vías donde se señala el peligro, construcción de viviendas a escasos metros de la carretera, lugares que de antemano sabemos que son focos potenciales de accidentes fatales, agregado a esto, el ganado, caballos perros que por principio elemental se sabe que provocan accidentes fatales, entonces: ¿Quién es el encargado de poner en orden a este caos?

Los pilotos educados, responsables y profesionales del volante son dignos de felicitar y de ponerlos como ejemplo; pero la mayoría caen en un total irrespeto de los derechos humanos. El Estado es el obligado de garantizar la vida, la seguridad de los ciudadanos haciendo que se cumplan las leyes; es momento de poner el orden necesario a esta crisis.

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