Capitalismo, tantas veces lo han matado por Cristóbal Pérez-Jerez

Cuando Karl Marx y su entrañable amigo, Friedrich Engels, explicaban su visión de la historia de la humanidad, partían desde la sociedad primitiva en una escala ascendente de la cultura humana, pasando por la esclavitud, el feudalismo, el capitalismo y la llegada a la tierra prometida del socialismo. Dejaron toda una herencia nostálgica y teórica del final del capitalismo, que desde 1848 se viene anunciando y no termina de concretarse la llegada al paraíso en la Tierra.

En su insustituible libro “Manifiesto del Partido Comunista” narraron con increíble veracidad y futurismo el paso de la sociedad hasta el capitalismo y de allí hacia el final de la historia, la destrucción de las condiciones de vida en el planeta.

Lo anterior viene a cuento al leer un mensaje de Cecilia Barría en https://www.bbc.com/mundo/noticias-48096658, en donde cuenta de un curso imperdible de Harvard llamado "reinventar el capitalismo". Según la autora “…El auditorio está lleno de quienes serán los próximos directores de las empresas más grandes del mundo; los que manejan fondos de inversión de miles de millones de dólares; los que tienen acceso a información y pueden influir en las altas esferas del poder.”

Barría expone la visión empresarial sobre los beneficios y las amenazas del sistema capitalista, la reacción de la compañías multinacionales y los pasos que se proponen para crear un "capitalismo sustentable”. Nos cuentan que Rebecca Henderson es la dinámica profesora de este proyecto audaz. Por supuesto los conservadores la tildan de “socialista", y los de izquierda la critican por defender a las grandes empresas.

Pero no es la única, en aquel libro señero la inclaudicable pareja de filósofos (Marx y Engels) nos decían: el mundo ha entrado en un período de globalización e integración cultural, política, tecnológica y económica sin fin. Las bases de este proceso infinito de producción y consumo humano devastador, se inicia con tres pilares invencibles: uno, la revolución industrial que al producir en masa genera una alianza entre ciencia y economía que llevan al mundo a un incremento incesante de la producción y el uso intensivo de tecnologías cada vez más sofisticadas. Dos, las revoluciones culturales y políticas de Inglaterra en 1869 y Francia en 1789, proclamaron los derechos humanos como el centro de la tierra, el humano se convirtió de golpe en dueño del planeta y justificado para explotar ríos, especies animales, bosques y todos los recursos del planeta sin limitaciones, el humanismo se convirtió en la nueva religión del mundo, y justificado en élla el humano se cree competente para destruir todas las condiciones de vida a su paso. Tres, el descubrimiento de América y la circunnavegación de África condujeron a la conquista del mundo por la burguesía de los centros del capital; los mercados de la India y de China, la colonización de América, el intercambio de las colonias, la multiplicación de los medios de cambio y de las mercancías en general imprimieron al comercio, a la navegación y a la industria un impulso hasta entonces desconocido y aceleraron, con ello, el desarrollo del elemento revolucionario de la sociedad feudal en descomposición.”

Rebecca Henderson, en el 2019 confirma “para que el capitalismo funcione, debe ser libre y justo. Tiene que haber competencia de verdad.” Y allí está el detalle, esto no es completamente cierto. El capitalismo es invencible. Con todos sus defectos y cualidades. Pero no es único, hay varios tipos de capitalismo, el más avanzado es el capitalismo democrático, que contiene amplios espacios de competencia con libre mercado extendido, y apoyado por un sistema político democrático y pluralista, además con inversión social en educación y saludo generalizadas; y, ya en la actualidad se preocupa del medio ambiente.

Rebecca afirma que con la profundización del capitalismo los precios ya no reflejan adecuadamente el valor social de las cosas. Empresas, consumidores y gobiernos contaminan el ambiente sin costo. El mercado, en el mejor de los casos nunca es perfectamente competitivo, no refleja jamás el valor de la naturaleza y el bienestar social y del resto de especies.

Ya es claro que el sistema no es ni igualitario ni equitativo. Hay grandes sectores sociales, de las sociedades en particular, y en países más pobres, en general, que provocan una sensación de malestar social. Ya no se puede esconder el problema por más tiempo. Suena demagógico, pero Henderson propone un "capitalismo sustentable", “donde las empresas generan rentabilidad y, al mismo tiempo, actúan para disminuir la contaminación y la desigualdad social. Ver para creer.

Lo que consolida la visión optimista del duo alemán: “La gran industria ha creado el mercado mundial, ya preparado por el descubrimiento de América. El mercado mundial aceleró prodigiosamente el desarrollo del comercio, de la navegación y de los medios de transporte por tierra. Este desarrollo influyó, a su vez, en el auge de la industria, y a medida que se iban extendiendo la industria, el comercio, la navegación y los ferrocarriles, desarrollábase la burguesía, multiplicando sus capitales y relegando a segundo término a todas las clases legadas por la Edad Media.” (Bueno, en Guatemala y el cuarteto del norte no, pero eso es otra historia).

En conclusión, “La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción y, por consiguiente, las relaciones de producción, y con ello todas las relaciones sociales.”

Al igual que la canción de la cigarra, el final anunciado del capitalismo solamente llegará sí alguien inventa un sistema eficiente, competitivo e integrados basado en principios de convivencia con el resto de especies y poniéndole límites al crecimiento poblacional y de consumo humanos, o quien tendrá la razón será la poeta María Elena Walsh, quién como el capitalismo decía:

“Tantas veces me mataron

Tantas veces me morí

Sin embargo estoy aquí resucitando”

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