Una historia del hambre… por Cristóbal Pérez-Jerez
Esta es la historia de un país que ha estado a la deriva durante 197 años, una nación con sitios históricos y arqueológicos de enorme belleza e importancia científica, con volcanes de ensueño que tocan el cielo y son abrazados por las nubes y las estrellas. Con lagos de inconmensurable hermosura, en donde los volcanes hunden sus raíces y aparecen pájaros, reptiles y peces de extrañas formas y belleza. En donde las ruinas incomprensibles de culturas remotas retan la imaginación.
Un país que vivió la riqueza impresionante de la colonia. Una colonia sumida en la superstición y la ignorancia, con la opresión de cerca de 40 naciones indígenas, hoy la mayoría están extinguidas. Una nación que fue proclamada fuente de la cultura colonial y premiada con la tercera universidad del continente, la preclara Universidad de San Carlos de Borromeo. Cuna de sabiduría, conocimientos científicos, uso intensivo del latín y fuente de pensamiento inquisidor.
País al que acudían los poetas, pensadores y científicos de todas las latitudes de los siglos pasados. Que fue conocida como paralelo de la ciencia y las virtudes. Y, que luego, fue abandonada por las musas, por la sabiduría, abandonada y entregada a gobiernos de pocos conocimientos. Y terminó como uno de los países que son ejemplo de la desnutrición, la pobreza, la falta de alimentos y la escasez de derechos humanos. Y, no digamos de completa destrucción de las especies originales de animales, plantas y vestigios de las culturas ancestrales.
Este país de ensueño muestra hoy ante el mundo un retrato aterrador. Es un ejemplo de como una sociedad puede dividirse de tal manera, que un pequeño grupo de clase media y clases acomodadas pueden vivir en cierta opulencia y cerrar los ojos ante la pobreza y la miseria de una inmensa mayoría. ¿Será que esa es la forma de ser y manifestarse de los seres humanos?, ¿será que nuestro egoísmo y nuestro instinto de supervivencia nos permiten reír y ser felices, aún teniendo ante la vista el sufrimiento y el hambre de otros seres?
Veamos los fríos datos de la situación social de una muchedumbre de personas. Según datos internacionales, http://www.odhac.org/index.php/estadisticas/regionales/106-centroamerica-poblacion-por-situacion-de-pobreza, en la región centroamericana se acumula la pobreza en forma angustiante, en un mundo en donde el dinero abunda y la tecnología hace progresos infinitos. Lo que no sabemos es sí los datos despertarán la sensibilidad humanitaria de los grupos hegemónicos o sí todos seguirán cerrando los ojos a la triste realidad.
Veamos, los datos despiertan la sorpresa y compasión en las redes internacionales. Con datos del 2011-2013, Guatemala tenía 7.861 millones de gente en la pobreza; Honduras 5.955; Nicaragua 2.592; El Salvador 2.542 y Costa Rica 1.097; todas cifras alarmantes que condenan a una proporción importante de la población a la falta de escolaridad, el riesgo de convertirse en delincuentes y sufrir la ignominia social.
Informaciones de la prensa mundial, 17 septiembre, 2018https://www.bbc.com/mundo/noticias-45503585, nos llevan a uno de los indicadores más tristes de la humanidad. La población con hambre. ¿Cuáles pueden ser las causas de que países con tierras tan fértiles y poblaciones tan trabajadoras sufran el flagelo del hambre?
La prensa indica que el líder con mayor población con hambre como porcentaje de la población total es Bolivia, el 19,8% de su población subalimentada, seguida por Nicaragua (16,2%) y Guatemala (15,8%).
Que tienen de común estos tres países. Enormes porcentajes de población indígena, excluida y explotada por siglos, que sufre discriminación racial, salarios de hambre, discriminación y exclusión de la educación y la salud. Además de burla por su cultura, sus idiomas y sus rasgos hereditarios. Además de concentración de la tierra en manos de terratenientes que producen masivamente algodón, caña de azúcar, y otros productos primarios como petróleo con uso intensivo de mano de obra barata.
Quienes aspiran a ser votados en las próximas elecciones tienen ante sí un reto histórico. Reorientar a la nación hacia un régimen de justicia, solidaridad social, equidad y eficiencia, para crear una nueva nación, que no se avergüence de su historia, sino que se sienta orgullosa de la unidad nacional y el futuro. O seguirán apostando por ser dirigentes mediocres de una nación en bancarrota.