Luis Javier Crisóstomo - El tener mucho y la violencia
En tanto se atan y desatan los hilos de la coyuntura actual, nuestro país necesita de una serie de reflexiones sobre hechos que propician el origen de la violencia en distintos espacios de la geografía nacional. En condiciones tan desiguales, donde se habla de democracia pero que en la práctica no se vive ni se conoce, donde se habla de justicia sin que sea accesible y justo para los más pobres y donde la equidad es solamente un concepto que no tiene referentes en la realidad cotidiana, todo parece ser parte de una cruda realidad.
Al hecho de acumular dinero, es necesario identificar y comprender bien los valores, los fundamentos y las acciones que utiliza en distintas partes del mundo, cuáles son sus efectos actuales y al futuro de los pueblos y al medio ambiente. Es de comprender por qué muchas medidas políticas se inclinan a favorecer acciones cuyos efectos dejan mucho que desear y decir en la vida y en la armonía entre sectores y pueblos que conforman un Estado. Se complica más si el Estado se olvida de los más necesitados.
Guatemala es un buen ejemplo para estudiar y analizar los efectos e impactos de la actitud humana de acumular dinero. Por ejemplo, el expulsar de sus tierras a familias y comunidades enteras, el desvío del agua de los ríos para atender grandes extensiones de cultivos negando el acceso a usar el agua que antes sostenía la vida de familias, plantas, bosques y animales. Cuando las comunidades sienten la amenaza en que se encuentran, siguen al liderazgo con que cuentan, sin embargo este liderazgo no siempre le va bien porque en muchos casos son perseguidos, encarcelados o desaparecidos. A mucha gente le gusta tener el poder sobre los trabajadores y con tal de alcanzar la meta económica se somete al trabajador a situaciones poco agradables.
Es común que países ricos imponen su voluntad sobre la vida de otros pueblos haciendo uso de medidas políticas, económicas y de medios violentos como las guerras y las invasiones. Estas matan mucha gente situación que se vuelve común aun a sabiendas que causan dolor y sufrimiento. Las guerras por el control de los recursos alejan la paz, la armonía y la confraternidad entre pueblos.
Mucha gente conoce que la acumulación de riqueza es un hecho que empobrece a un gran porcentaje de personas lo que les limita el acceso al uso de servicios y recursos que sirven para el desarrollo personal, familiar y comunitario. Se habla de ricos y pobres como consecuencia de formas de acumular riqueza que en muchos casos se construye sobre acciones violentas.
También hay casos en que la competencia por la acumulación de bienes y dinero se recurre a obstaculizar a otras personas para que desarrollen y en otras ocasiones ejercer presión hasta que desistan alcanzar el bienestar familiar. Por acumular dinero, hay individuos que caen fácilmente en la corrupción que es identificable en distintos ámbitos y niveles de la administración pública o privada.
Por lo descrito anteriormente, es sano revisar qué principios, argumentos y prácticas vuelven violento una forma o modelo individual de acumular bienes y en desventaja para la mayoría que vive en condiciones de pobreza. La humanidad entera y especialmente países con alto porcentaje de población en condiciones insatisfechas deben hacer un gran esfuerzo por modificar o sustituir aquellos principios y acciones de modelos económicos que provocan violencia. Las personas, los pueblos y el mundo merecen vivir en paz y justicia y los gobiernos deben de buscar políticas, estrategias y acciones que eviten el sufrimiento de su población.