2019: ¿hacia dónde va Guatemala? por Cristóbal Pérez-Jerez
Guatemala fue una vez el país más desarrollado de Centroamérica. Y probablemente, uno de los países más productivos de Latinoamérica. Pero, desde la independencia en 1821, viene retrocediendo. Hasta el punto, que hoy es, en términos de PIB per cápita, el tercero de los cinco de la capitanía, y el quinto si sumamos Panamá y Belice; y en desarrollo humano es uno de los últimos tres. Los primeros son Costa Rica y Panamá; los segundos Belice y El Salvador; los últimos, pues esos tres.
Se puede seguir retrocediendo. Estadísticamente, sí. Política y estratégicamente, ojalá que no. A que se enfrenta Guatemala para esperar mejorar. Veamos:
Las megatendencia mundiales
Ya no vivimos solos, convivimos en interdependencia con todos los países y ambientes del mundo. En general, en lo geoestratégico, el mundo está cambiando. Estados Unidos la única superpotencia que quedó en pie de la guerra fría, no supo administrar su monopolio. Han resurgido Rusia como potencia militar y política en el mundo, y China como potencia económica e inversionista. Estados Unidos se debilita. El lanzamiento del misil hipersónico Avangard por los rusos en los días de navidad, pone a Estados Unidos de cabeza.
La globalización se agota, y no ha dado los frutos políticos y de paz mundial esperados. La guerra comercial USA-China, las sanciones sin sentido a Rusia y la paralización del comercio mundial, ponen en entredicho el patrón dólar, y el comercio mundial se puede estancar en el 2019. Los grandes tratados de libre comercio, Nafta y Comunidad Europea se tambalean.
El cambio climático, cerremos los ojos o no, es una realidad palpable, el fenómeno del niño que se nos viene encima provocará inundaciones, sequías y hambruna.
La deuda soberana, es uno de los últimos escalones de la etapa del Estado-nación. Grandes empresas de alta tecnología pueden comprar enormes masas de deuda con el fin de obtener licencia para realizar todo tipo de experimentos en biotecnología, informática y control de datos.
Tendencias para Guatemala
Para el caso de Guatemala las tendencias del 2019 son esenciales. Vienen grandes oportunidades para cambiar o para seguir en la mediocridad.
Primero, el proceso electoral. El nuevo proceso electoral tiene como resultado esperado el surgimiento de un liderazgo plenamente nacional. El resultado óptimo es que surja por fin un o una líder que aglutine a la mayoría de guatemaltecos, que haga sentir a la mayoría que por fin tenemos un proyecto único que reuna a todos los que han sido enemigos mortales. Que genere con claridad un proyecto económico competitivo y eficiente, basado en millones de pequeñas y medianas empresas, que distribuya la tierra en forma más equitativa.
Un liderazgo, que permita proteger el ambiente, que garantice que las distintas especies que habitan el territorio nacional ya no serán amenazadas de extinción. Que en lo político fortalezca un Estado de derecho, en donde ninguna persona este sobre la ley. En donde cada uno de los poderes del Estado sea independiente y pueda cumplir sus funciones, apegado a los intereses de la mayoría del pueblo.
Sí no se relanza la imagen del poder, sí no se logra aglutinar a la mayoría en un modelo de desarrollo sostenible el país seguirá siendo un Estado de segunda categoría en el mundo.
Segundo, el fortalecimiento del Estado de derecho, basado en la separación de los poderes del Estado, en función de los objetivos de brindar oportunidades, tranquilidad y confianza a todo el pueblo es un reto del próximo año. Tiene que quedar claro el papel de la Cicig y el momento de su agotamiento. Este momento será cuando el Estado nacional sea capaz de brindar educación, salud, seguridad y confianza en la ley a todos los ciudadanos. Mientras tanto, seguiremos necesitando de dádivas externas. Como la ayuda internacional que nos hace ver muy haraposos.
Tercero, negociar con México y Estados Unidos un programa de ajuste estructural, con abundante inversión en educación, salud y trabajo de calidad. El ajuste tiene que abarcar la reforma de las instituciones del Estado, la reforma agraria de mercado eficiente y competitivo, la creación de un 40% del territorio nacional como área de protección de la naturaleza y el inicio de la reforma de la constitución del Estado.
Ojalá, que Guatemala remonte su vuelo.