Clamor por América por Cristóbal Pérez-Jerez
Las grandes transformaciones en los modelos sociales se producen de dos formas. Una es muy esporádica y casi nunca funciona, que los miembros de una sociedad en forma consciente decidan reformas sus estructuras económicas y sociales, y preparen a sus países para avanzar en forma unida y equitativa hacia el futuro. Pocos son los países que generan este tipo de transformaciones. La otra forma de cambiar un sistema socio-económico que se agota es la crisis, ya sea económica, política o social. Esta forma espontánea es la que siempre ha permitido a las sociedades realizar las reformas necesarias para su continuidad en la historia.
América se enfrenta en este momento a una revolución trascendental. La pregunta es lo hará en forma consciente, pacífica, con reformas de consenso o se convertirá en un nuevo polvorín de guerras, destrucción y dolor.
Todo empezó en la primer década de este siglo, el siglo del caos final. La crisis afectó a los dos sectores más poderosos de la Tierra, el sector financiero internacional y el sector de la industria militar. La crisis financiera que se inició en Estados Unidos y se esparció por Europa y todo el mundo demostró que el sistema capitalista, basado en la banca y finanzas entraba en una nueva crisis. Se mostró claramente que el sistema de mercado es un sistema todopoderoso para promover la eficiencia y productividad de los factores productivos, pero que su forma de contribución a la educación, la salud y los derechos humanos es un abismo oscuro.
Para enfrentar la crisis las grandes potencias del mundo, Estados Unidos, la OTAN y la mano tenebrosa decidieron reiniciar los conflictos regionales, como una herencia de la “guerra fría”. El primer experimento, fatal, fue la destrucción activa de las sociedades nacionales del medio oriente. La existencia de gran cantidad de Estados fallidos en esa región, y utilizando el fanatismo religioso, ha sido fácil para las superpotencias (incluidas la renacida Rusia y la potencia China), generar una serie de conflictos fundamentalistas, con exageración de rasgos nacionalistas, y la abundancia de dinero (no de capital), en varios de esos países riquísimos en el negocio del petróleo. La venta de armas y la manipulación han permitido devastar ampliamente a esas naciones, destruyendo su riqueza histórica arqueológica y desarmando sus estructuras sociales.
Sin embargo, no basta. El capital financiero no ha logrado reorganizar sus fuentes de crecimiento, el estancamiento económico sigue presente en Europa y Estados Unidos. Ahora la industria financiera y militar, delante de la mano tenebrosa han puesto su atención en una nueva fuente de conflictos, guerra y destrucción, que permita enormes ganancias a sus capitales. Ese nuevo objetivo es América latina. Esta región llena de Estados fallidos, producto de la caída del imperio español frente a las fuerzas, en ese momento revolucionarias, de Napoleón. Esta región es un nuevo ensayo del modelo de tierra arrasada que están generando las grandes potencias. Se arman todos los grupos supuestamente adversarios de estas naciones fallidas y se les provoca al enfrentamiento eterno y constante, provocando el control absoluto de sus decisiones desde los grandes centros del poder financiero y militar en el mundo.
La atención del mundo se concentra en este momento en Venezuela. Una nación con gran cantidad de recursos naturales suficientes para garantizar su desarrollo, está hundida en una lucha fraternal insólita. Grupos en constante lucha por acaparar los recursos hundieron históricamente a este país. Pero, sus características no son muy diferentes a otras naciones de la región. Allí se prepara una intervención en gran escala para generar las condiciones del control militar y social de las grandes potencias ya sean occidentales o del oriente. La intervención militar que se organiza a pasos acelerados será una confrontación generalizada con la destrucción de recursos, ciudades, dolor y destrucción del medio ambiente. Que luego se podrá generalizar hacia otros países de la región.
Los conflictos de Cuba y Venezuela que están en marcha son resultado de muchos factores. Uno de los más preferidos es que el poder lo ocupan en el momento actual, grupos que defienden la utopía marxista del socialismo, como etapa final del desarrollo. Esta utopía ya mostró no tener fundamento en la actualidad. En los países que el socialismo se ha logrado imponer culmina en capitalismo de Estado. Es decir, el grupo que domina el gobierno, dueño absoluto de los medios de producción, prevalece sobre el resto de la población, generando atraso en la productividad y la competencia.
Ante los preparativos de guerra bajo el modelo de tierra arrasada, que las potencias y la mano tenebrosa ensayaron originalmente en Guatemala, y que sería la culminación del proyecto de promoción de la guerra en países de América, solamente queda la posibilidad, muy débil, de levantar un movimiento que promueva la paz, la economía competitiva, el gasto en salud y educación, y el fortalecimiento de Estados de derecho en la región. Para el momento actual, hay que fortalecer el apoyo al acuerdo entre los grupos supuestamente antagónicos a muerte en Venezuela, para que generen una salida de paz y democracia.
Ya hay dos bandos claramente definidos. El grupo de Lima, que monitoreado por los organismo de inteligencia militar buscan apresurar la generalización del conflicto armado. Y el pequeño grupo de países, en realidad solamente dos, que busca generar acercamiento, entendimiento, entre las dos fuerzas de Venezuela en conflicto, que son minoritarias comparadas con la población, pero que gozan de igualdad de fuerza y respaldo mediático para iniciar la confrontación sangrienta.
¿Cómo es posible, que el más poderoso y pequeño país, que disfruta de la admiración del mundo por su compromiso con la paz, la negociación y la solidaridad social, se encuentre en el grupo de países que promueven la guerra?, ¿cómo es posible que el país ejemplar por su posición permanente de neutralidad, hoy se encuentre y de credibilidad a los fantasmas que promueven el conflicto y la destrucción? Es una novedad que no pueden explicar sus intelectuales ni políticos. ¿Qué fuerzas externas se apoderaron de la política internacional de la pequeña y noble nación ejemplo del mundo por no tener ejército?
Hay que evitar que los poderes financieros y de la industria militar del mundo conviertan a las América en un segundo medio oriente. Hay que evitar el acercamiento de la muerte y la destrucción del medio ambiente tengan futuro en América. ¿Se podrá o nuestro destino está marcado por otros cien años de soledad?