Venezuela, el entierro de las ciencias sociales por Cristóbal Pérez-Jerez
A finales de febrero el mundo de las ciencias sociales ha enmudecido. Se inició la confrontación fratricida entre Colombia y Venezuela. El sueño bolivariano, como era de esperarse voló hecho un polvo nauseabundo. El resultado será una guerra interminable, el nacimiento de odios permanentes y dos sociedades inclinadas a la barbarie y la destrucción, cuando podrían ser ejemplo de progreso y bienestar.
¿Cómo pudo darse este resultado?, ¿cómo dos pueblos con destacados intelectuales, en una américa latina sobrepoblada de científicos sociales pudo tener este macabro fin?
Para Centroamérica el resultado será desastroso, Panamá y Costa Rica verán sus fronteras desbordadas de venezolanos, colombianos y cubanos por el sur y nicaragüenses por el norte. Faltará agua, comida, medicinas, ropa y la seguridad volará por los aires.
¿Qué se espera de las ciencias sociales? Básicamente que nos indiquen en qué momento de la historia vivimos. Es decir, sí somos un país que sale del feudalismo para convertirse en una nación capitalista, en cualquiera de sus varias opciones. Un capitalismo semifeudal, resultado de un país de bajo desarrollo controlado no por una visión progresista, sino por fuerzas de terratenientes, religiosas y con baja inversión en educación. O tal vez, pasamos a un capitalismo con amplio desarrollo comercial, basado en el caciquismo, el fascismo o la imposición de un liderazgo. O, en el mejor de los casos, podemos orientar a la sociedad hacia un capitalismo democrático, con elecciones periódicas, pluralismo político, varios partidos ideológicos, instituciones más o menos creíbles, confianza en el derecho, en la igualdad, la fraternidad y la responsabilidad civil.
Según Steven Hawking y Leonard Mlodinov (El gran diseño), la respuesta a las grandes interrogantes: ¿Quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿cuál es nuestra función en la tierra?, ¿Podremos organizar sociedades equitativas y solidarias?, ¿podremos vivir en paz?, ¿cómo construir una sociedad solidaria? Tradicionalmente, estas preguntas se reservaban a la filosofía, en general, y las ciencias sociales en particular, “pero la filosofía ha muerto”. Históricamente, las ciencias sociales no han podido mantener el paso del cambio tecnológico, no se han podido mantener al corriente de los desarrollos modernos de la ciencia, en particular de la física y la tecnología. Los concentrados en las ciencias exactas “se han convertido en los portadores de la antorcha del descubrimiento en nuestra búsqueda de conocimiento.”
En su recuento del papel asumido por las ciencias exactas, Salvador Pániker (en A propósito de un nuevo humanismo), nos recuerda que ya desde 1959 C.P.Snow había planteado el reto de construir una tercer cultura, en donde los científicos (de la naturaleza) asumen el papel de comunicar a la sociedad las nuevas interpretaciones y retos de la construcción social. Con lo cual el gran público empieza a relacionarse con las nociones de biología molecular, control de la mente y la nanotecnología.
John Brockman y Pániker (El nuevo humanismo y las fronteras de la ciencia), afirman que “el cometido de las ciencias es explorar, descubrir y crear nuevas manera de contemplar el mundo y nuevas manera de controlar los procesos físicos”. Descubrir la realidad tal y como es, y manipularla van de la mano. El mundo se comporta tal y como queremos, siempre y cuando seamos objetivos y no especulativos.
Steven Weinberg (El sueño de la teoría final), va más allá, afirma que las ciencias sociales no lo son. Únicamente son un conjunto de doctrinas más o menos bien elaboradas que tratan de definir una relación social compleja que no encuentra solución. Por decirlo así, usted lee a 10 científicos sociales y encuentra 14 explicaciones bien elaboradas sobre el mismo problema.
En efecto, al ver caer el telón de la tragedia venezolana, nos damos cuenta que después de 20 años, ni los ideólogos de derecha, ni los de izquierda, ni los pensadores sociales lograron definir una tendencia que salvara a una nación de la catástrofe. Los científicos sociales, anonadados, no logran comprender que pasa en una región al borde del caos. Solamente puede expresar sus simpatías o aversiones, con frases de entusiasmo o desdén.
El reto sigue presente, como lo mencionó Lawrence Harrison, el objetivo es mejorar el bienestar de la mayoría, la gente aspira a un mejor nivel de vida, a una vida más larga, enfrentar socialmente sus problemas de salud, garantizar educación de calidad para su familia y tener un mayor control de sus vidas. ¡Ojalá Venezuela recupere su capacidad de construir una sociedad en medio de la diversidad! Que los fanatismos extremos no destruyan el objetivo de construir una nación.